Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de julio de 2025


Sonó en el mar el ruido de un chapuzón, y una luz balanceante comenzó a apartarse del buque. Era Tritón que se marchaba. Un berrido a proa y a popa de los emigrantes, que sólo de lejos participaban de la fiesta, saludó la fingida retirada del personaje submarino. «¡Adiós, borracho! ¡Expresiones a Neptuno!...» La boya, con su farol, salió del espacio iluminado por las bengalas.

Por los ribazos laterales, con un brazo en la cesta y el otro balanceante, pasaban los interminables cordones de cigarreras é hilanderas de seda, toda la virginidad de la huerta, que iban á trabajar en las fábricas, dejando con el revoloteo de sus faldas una estela de castidad ruda y áspera. Esparcíase por los campos la bendición de Dios.

Y cuando la pieza blanca caía en el abismo, el nadador iba a su alcance con la cabeza baja y las manos juntas en forma de proa, dejando la piragua balanceante detrás de sus pies con el impulso del salto. El cuerpo bronceado tomaba una claridad de marfil en el cristal verde de las aguas removidas.

Con su paso pesado y balanceante avanzó hacia la cama, tomó la mano de Marta, su mano flaca y ardiente, cuyas uñas tenían un matiz azulado, y la miró fijamente. Después se sentó en el rincón más obscuro, detrás de la estufa, y permaneció allí encogido durante dos horas, dos largas horas. Yo esperaba, con el corazón palpitante, que él me dirigiera la palabra, pero guardó silencio como antes.

Y añadió dirigiéndose a Montenegro: Déjame ese papelillo en la cámara oscura y ojalá se os caigan las manos antes de traerme más recetas, como si fuese yo un boticario. El viejo se alejó con paso tardo y balanceante hacia el fondo de la bodega, y Montenegro salió de ella pasando por el taller de tonelería antes de regresar al escritorio.

Y cuando unos tíos repugnantes llegaron en un carro para llevarse su caballo á la «Caldera» , donde convertirían su esqueleto en hueso de pulida brillantez y sus carnes en abono fecundizante, lloraban los chicos, gritando desde la puerta un adiós interminable al pobre Morrut, que se alejaba con las patas rígidas y la cabeza balanceante, mientras la madre, como si tuviese un horrible presentimiento, se arrojaba con los brazos abiertos sobre el enfermito.

Palabra del Dia

godella

Otros Mirando