United States or American Samoa ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y, aunque varíen los nombres, es indudable que las cosas no variarán. Es decir, que el lector del año 50 no tendrá que hacer, a lo sumo, nada más que la simple sustitución mental de unos apellidos por otros para convertir este pequeño trozo de historia en una página de actualidad palpitante. El otro día, al salir del Congreso, me fui a cenar con un amigo diputado.

Ante el murmullo constante de rápidos surtidores, que descienden bullidores en un caer incesante, hace sentir palpitante mi corazón sus latidos, y cien recuerdos queridos. Cual procesión ilusoria, desfilan por mi memoria con marchar avasallante.

Admirábale aquella joven tan animosa, tan bella, á quien había salvado y que á su vez procuraba salvarle á él. Larga fué su carrera por el lecho del tortuoso arroyo, y cuando á Roger empezaba á faltarle el aliento, su hermosa guía se arrojó palpitante sobre la hierba, oprimiendo con ambas manos el agitado pecho. Roger se detuvo.

Y por otra parte, ¿qué había de hacer él cuando ella había enmudecido, trémula y palpitante, y no respondía a sus palabras? Si el indio no hubiera hecho lo que hizo, o hubiera sido un ente sobrehumano de los que no se estilan, o un mozalvete ruin, desmedrado y muy para poco. Así pensó Poldy. Yo no digo si pensó bien o si pensó mal.

Entonces, cuando la concurrencia era mucha y no alcanzaba la gente de mostrador adentro a servirla al punto, se alzaba ella poco a poco de su silla y despachaba también, con una mano sobre lo pedido, como garra de león sobre la carne palpitante, cuando hay quien le mire, y en la otra la calceta, hasta que veía en el mostrador, y bien contado con los ojos, el dinero que valía la droga aprisionada.

La Marsellesa atruena el aire. ¡Adiós, mi pasión por ese canto de guerra palpitante de entusiasmo, símbolo de la más profunda sacudida del rebaño humano! ¡Me persigue, me aturde, me penetra, me desespera! Tomo la primer calle lateral y marcho durante diez minutos con rapidez. El ruido se va alejando, la calma vuelve, hay un calor sofocante, pero respiro libremente bajo el silencio.

Sus mejillas se teñían de púrpura a cada pulsación de su palpitante corazoncillo; sus pequeños y apasionados labios se abrían ligeramente para dar paso al entrecortado aliento; sus grandes y abiertos ojos se dilataron y se arquearon sus cejas frecuentemente.

El tiempo que tardaba en presentarse estábase ella inclinada sobre el pilón, palpitante, muda, haciendo un embudo al oído con la diestra. Ya viene: lo he sentido, ya silbó decía Lucía como si de algún dragón se tratase. Verás cómo no viene por cinco minutos respondía con seguridad Pilar. Te digo que , mujer... si ya borbotea. ¿A ver? No, no. Es el ruido del viento que sacude los arbustos.