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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Algo muy importante debía ocurrir para que el capitán viniera á buscarle. Se acercó el jinete á la ventana junto á la cual leía el oficinista y dió la mano á éste inclinándose sobre su montura. Teniendo por inútiles los preámbulos, dijo inmediatamente, con una sequedad militar: -He venido á verle cuanto antes para que pueda aprovechar el correo de hoy... Quiero hacer un obsequio á la marquesa.
Mas siéndole preciso sostener la comedia de su asistencia en la casa del eclesiástico, salió como todos los días, la cesta al brazo, dispuesta a no perder la mañana y hacer algo útil. Al salir le dijo su ama: «Me parece que tendremos que hacer un obsequio a nuestro D. Romualdo... Conviene demostrar que somos agradecidas y bien educadas.
Fuera de esto no debemos cautivar nuestro entendimiento en obsequio de lo que los demas hombres piensan, porque esto es privilegio especial de Dios, á cuyas voces hemos de sujetar nuestra creencia sin exámen.
Ella, al sentir en la palma de la mano el frío de las monedas, dejolas caer al pronto, sobre la mesa, como si hubiese tocado un reptil. El rostro se le enrojeció de vergüenza, y su pecho, henchido por la emoción, dejó escapar un suspiro. Luego sonrió tristemente, diciendo: ¡Ah! ¿vuestra merced ha pensado?... ¡No, no, por Dios! ¿Tanta honrilla, muchacha? ¿No puedo hacerte, acaso, un obsequio?
A esto se dirigen los conatos de esta Junta; á ello los ruegos del pueblo principal del vireinato, y á lo mismo se le excita, con franqueza de cuantos auxilios y medios pendan de su arbítrio, que serán dispensados prontamente en obsequio del bien y concentracion de los pueblos. Real Fortaleza de Buenos Aires, á 27 de Mayo de 1810. Cornelio de Saavedra Dr.
La bajó entre su brazos, ayudada en tan cariñoso obsequio por el Sultán su hijo, que para ello se derribó gallardamente del caballo Ebn-Nur, quien dobló al efecto tan gentil como humildemente sus rodillas.
¿Qué país es éste? me decía no hace un mes un extranjero que vino a estudiar nuestras costumbres. Es de advertir, en obsequio de la verdad, que era francés el extranjero, y que el francés es el hombre del mundo que menos concibe el monótono y sepulcral silencio de nuestra existencia española. Grandes carreras de caballos habrá aquí me decía desde el amanecer: no faltaremos.
El gremio de sastres, que siempre ha sido muy numeroso en Sevilla, cuando el viaje á esta ciudad de Felipe V en 1729, se propuso obsequiar al rey, ardiendo en entusiasmo monárquico de tal modo y manera, que en su obsequio dejase atrás cuanto en el mismo sentido pudieran hacer otros.
Me dio cuenta de que aún no había hablado con su padre, porque éste se había retirado tarde. «No importa; en cuanto se despierte voy allá y en cuatro palabras le pongo al corriente de todo. Pierda usted cuidado, que ha de hacer en su obsequio lo que pueda. Pidiéndoselo yo...» A pesar de las seguridades que me daba, no dejé de sentir cierta inquietud.
No faltó el vino, un par de botellas, obsequio del doctor Sarmiento, escondidas dos o tres años en el fondo de una cómoda. Reiamos, charlamos, recordaron los viejos sus buenos tiempos, hablamos los jóvenes de nuestra dicha, y la velada se pasó del modo más alegre.
Palabra del Dia
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