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Actualizado: 1 de junio de 2025
El buey Apis dio un mugido, expresión fiel de la admiración, la sorpresa y el sobresalto que al punto le embargaron, y comenzó a sudar a la vista de la chimenea encendida. ¿Pero qué es esto, señora condesa? exclamó desolado . ¿Sigue la jaqueca?... Fatal... ¡Fatal estoy! contestó Currita . Creo que tengo calentura... ¡y unos escalofríos!...
Sabía el pícaro que aquella mujerzuela irascible y endemoniada tenía despierta la vanidad, como todos los seres humanos, y que era de capital interés para su panza tenerla contenta. Por último, lanzando un verdadero mugido de buey, consiguió agarrarla por la cintura y alzarla en vilo. Mantúvola en alto sin esfuerzo alguno, como si fuera un chiquito de tres años.
¡Pen-Ouët! ¡Pen-Ouët! gritó con un acento de cólera y de reproche ; ¿dónde estás, maldito niño? ¡Por San Pablo! ¿no sabes que se acerca la hora en que las cantadoras de la noche se disponen a errar por la playa? No se oyó más que el mugido de la tempestad que parecía redoblar su furor. ¡Pen-Ouët! ¡Pen-Ouët! gritó una vez más. Pen-Ouët prestó por fin oído.
Si bajaba agua de allá, la inundación sería cosa seria. Y los curiosos hacían esfuerzos al anochecer por adivinar el color de las aguas, temiendo verlas negruzcas, señal cierta de que venían de la otra provincia. Cerca de dos días duraba aquel diluvio. Cerró la noche y en la obscuridad sonaba lúgubre el mugido del río.
Piaban los pájaros, saltando sobre la arena de las avenidas, pero sus gritos perdíanse entre el bramido de las locomotoras, el silbido de los tranvías y el mugido de algún vapor que entraba lentamente ría arriba. Aresti dió un vistazo á la acera llamada el boulevard, ocupada siempre por los curiosos estacionados ante los cafés.
Volvió el matador a repetir su juego, y otra vez clavó el estoque, haciendo estremecerse a la fiera. ¡Dos! cantaron en los tendidos burlescamente. Repitió el intento de descabello, sin más resultado que un mugido de la fiera, dolorida por este martirio. ¡Tres!... Pero a este coro irónico de parte del público uniéronse silbidos y gritos de protesta. Pero ¿cuándo iba a acabar aquel maleta?...
Sí, señora; ahora no hay más que tres, pero muy pronto tendremos otras dos. ¿Cuánto tiempo tiene esta pequeñita? No tiene más que un mes. Nació el 27 de Mayo. ¡Qué cosa tan linda! ¡es una monada! La becerra se puso á dar brincos y á tirar de la cadena cuando se acercaron á ella. Una de las vacas volvió rápidamente la cabeza y lanzó un débil mugido. ¡Mira, mira la madre cómo nos riñe!
Al sentarse, sudoroso, conmovido, restregándose con fuerza el congestionado rostro, los compañeros del banco le felicitaron, tendiéndole las manos. «Era todo un orador; debía lanzarse; hablar más; tenía condiciones». Y del banco de abajo venía el mugido del ministro: Muy bien, muy bien. Ha dicho usted lo mismo que hubiera dicho yo.
El hombre avanzó más, y el toro comenzó a retroceder, berreando siempre y arrasando la avena con sus bestiales cabriolas. Hasta que, a diez metros ya del camino, volvió grupas con un postrer mugido de desafío burlón, y se lanzó sobre el alambrado. ¡Viene Barigüí! ¡El pasa todo! ¡Pasa alambre de púa! alcanzaron a clamar las vacas.
La querrá porque ha sido atropellada, y las víctimas siempre inspiran amor. Créetelo porque te lo digo yo, que todo lo sé. La querrá con locura, más que a ti, más que a su mujer; y hará con ella lo que no hizo con ninguna. Abandonará a su mujer y a sus padres para vivir a sus anchas con ella... Y serán felices y tendrán muchos hijitos. Lo que la de Rubín dijo no fue más que un mugido.
Palabra del Dia
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