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Actualizado: 1 de junio de 2025
¡Ay, aquel mugido de volcán intermitente, aquel bramar de olas lejanas, cortado de vez en cuando por pausas de trágico silencio!... Carmen se imaginaba estar presenciando la corrida invisible. Adivinaba por las diversas entonaciones de los ruidos de la plaza el curso de la tragedia que se desarrollaba en su redondel.
Era más de la una de la noche cuando terminó su correspondencia. La noche estaba tormentosa, y al acercarse a una ventana, vio los relámpagos que recorrían el horizonte, y rozaban silenciosamente el mar. Por intervalos, truenos lejanos, semejantes al mugido del león en los desiertos de África, mezclábanse a la fiesta.
A través de los árboles llegó desde Villa-Sirena el mugido metálico de un gong llamando á los huéspedes, esparcidos en el parque ú ocultos todavía en sus habitaciones. El coronel lo escuchó con placer. «El almuerzo.» Lanzó una última mirada á los dos enormes edificios, el uno erizado de remates agudos y multicolor, el otro cuadrado y de una blancura uniforme.
No, hija, no; son los árboles del camino que extienden sus ramas hacia nosotros. ¿No ves a D. Pedro que me amenaza? ¿No oyes lo que me está diciendo? Sosiégate, mi alma; es el mugido del viento. Tienes razón.
Colocado él entre estos dos imposibles, padeció horriblemente en breves instantes. Los toques de clarín y tambor arreciaban y se sentían pasar las tropas por la calle con algazara y gritos. Las pisadas de tantos hombres producían hondo rumor, como mugido lejanísimo de la tierra por tantos pies herida.
Sus pies parecían avisarle el cataclismo que se desarrollaba debajo de ellos: la tromba líquida invadiendo con espumoso mugido el espacio entre la quilla y la cubierta, destrozando las mamparas metálicas, derribando los portones de seguridad, desordenando los objetos, arrastrándolo todo con la violencia de una inundación, con el mazazo de un dique que se rompe.
A vuelo de pájaro, está a mil pasos apenas del molino de Felshammer, que parece hacer señas por arriba de los álamos del río. Si la multitud de tiradores no hiciera ese ruido ensordecedor, se oiría claramente el mugido del agua. ¡Si acabasen de una vez todas estas tonterías! dice Juan.
Ni la sombra de un árbol, ni el rumor de un arroyo, ni el canto de un gallo ó de un pájaro campestre, ni el mugido de una vaca, ni el mas leve ruido se sentia al atravesar aquel desierto.... ¡Ni una choza en las praderas interminables, ni un cercado para manifestar la presencia del hombre por allí!...
Pero en el mismo instante, un mugido feroz distrajo la atención del toro y algo rojo pasó ante su vista como una llamarada de fuego. Era Gallardo, que se había echado abajo de la jaca, abandonando la garrocha para coger el chaquetón que llevaba en el borrén de la silla. ¡Eeeh!... ¡Entra!
Llegaban arrollados por el viento los estrépitos de la industria, el martilleo poderoso, los resoplidos de las máquinas, el mugido de los convertidores del acero que lanzaban por encima de las techumbres su chorro de chispas y escorias. Aresti admiraba esta grandeza industrial. ¡Todo era obra de su primo!
Palabra del Dia
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