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Actualizado: 15 de mayo de 2025


Pasaban los canónigos, los beneficiados y los arzobispos; ganaban la plaza, morían, y otro al puesto; era un desfile de caras nuevas, de señores que venían de todos los rincones de España a sentarse en el coro para morir años después, dejando la vacante a otros advenedizos; y los Luna siempre en su puesto, como si la antigua familia fuese una pilastra más de las muchas que sostienen el templo.

Llegamos á ella á los seis dias, con gran trabajo; pues aunque los Carconos nos proveyeron, morian de sed algunos de los nuestros, si en este viage no encontráramos una raiz, que estaba fuera de la tierra, de que salian grandes hojas, en que habia agua tan firme como en un vaso, que no se derramaba, ni fácilmente se consumia; y tendria cada una medio cuartillo.

Cuando salió al muro a dar las tres voces, los troyanos se echaron en tres oleadas contra la ciudad, los caballos rompían con las ancas el carro espantados, y morían hombres y brutos en la confusión, no más que de ver sobre el muro a Aquiles, con una llama sobre la cabeza que resplandecía como el sol de otoño.

En el tiempo que aquí se detuvieron, el Superior de los nuestros P. Joseph Ortega, nuestro P. Antonio y P. Pedro Carena, asistieron á los enfermos del navío con increíble trabajo y no menor fruto y consuelo de los que morían en sus manos. Pero el haber librado todos bien se debió, como dije, á la mucha caridad de los religiosos y del mismo Padre guardián.

Es de advertir que en la primitiva iglesia no se tenian en público por santos ni se hacia fiesta como á tales sino á solos los mártires, y que en la iglesia mozárabe de Córdoba perseveraba esta costumbre. «En padeciendo un mártir, dice Ambrosio de Morales, luego le celebraban la fiesta en todos los años, le decian sus horas y le daban su leyendaProclamábanse, pues, los santos en la España árabe por voz pública en cuanto morian, sin esperar canonizacion de Roma.

La sociedad fingía no saberlo, porque no caían de repente en medio de las calles como perros abandonados; pero morían en los hospitales, en sus tugurios, víctimas en apariencia de diversas enfermedades; pero en el fondo, ¡hambre! ¡todo hambre!... ¡Y pensar que en el mundo había reservas de vida para todos! ¡Maldita organización que tales crímenes consentía!...

No, no iré... Yo no tengo derecho a entrar en vuestras casas. Sois los hijos, los sucesores de aquellos comerciantes de mi casta, viejos compañeros que antes morían que faltar a la honradez. No podría entrar en vuestras tiendas: soy el dueño de Las Tres Rosas, un quebrado, uno a quien embargan y que ningún comerciante honrado puede considerar como amigo.... ¡Ay, mi pobre tienda...! ¡Te has lucido, Eugenio! Sesenta años de honradez inquebrantable, llegar a una edad a que pocos llegan, y todo ¿para qué? Para ver desmoronarse en un día lo que tanto me costó de edificar.... Pero ¿en qué tiempos estamos? ¿Qué hombres son estos que se juegan el porvenir, la tranquilidad de la familia, que pierden la honra y huyen tan frescos? La maldita ambición de subir y el salirse de la esfera los pierde a todos....

Detrás del tal Despoblado se encontraba algo peor: la terrible Puna de Atacama, un desierto de inmensa desolación, donde morían los hombres y las bestias, unas veces de sed, otras de frío, y en algunas ocasiones caían abrumadas por el viento. Ovejero se guardó las espuelas en el cinto, renunciando á su dignidad de jinete para convertirse en peatón.

Jacinta empezaba a impacientarse porque no llegaba su amiga, y en tanto tres o cuatro mujeres, hablando a un tiempo, le exponían sus necesidades con hiperbólico estilo. Esta tenía a sus dos niños descalcitos; la otra no los tenía descalzos ni calzados, porque se le morían todos, y a ella le había quedado una angustia en el pecho que decían era una eroísma.

El cortejo entró en el cementerio, pero no por la puerta principal, sino por una especie de brecha abierta en la tapia del corralón inmundo, estrecho y lleno de ortigas y escajos en que se enterraba a los que morían fuera de la Iglesia católica. Eran muy pocos. El enterrador actual sólo recordaba tres o cuatro entierros así.

Palabra del Dia

bagani

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