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Actualizado: 20 de mayo de 2025


3 Dejar un reino por otro y mártires de Madrid, de D. Jerónimo Cáncer, D. Sebastián de Villaviciosa y D. Agustín Moreto. 4 Cinco venganzas en una, de D. Juan de Ayala. 5 San Pelagio, de D. Fernando de Zárate. 6 La confesión con el demonio, de D. Francisco de la Torre. 7 La palabra vengada, de D. Fernando de Zárate. 8 El engaño de unos celos, de D. Román Montero de Espinosa.

Creemos que fue montero, porque siempre acompañaba al marqués de Aransis en sus excursiones venatorias. Lo cierto es que en una de estas tuvo Alonso la desgracia de perder una pierna, de lo que le vino aquel destino sedentario. Era natural del Toboso, y algo pariente de los Miquis. Manejaba los capitalitos de algunos manchegos que querían colocar su dinero en fondos públicos.

El Tesorero ordenó al Padre Montero que avisase al Deán, y la nueva corrió rápidamente, pues a los pocos momentos acudieron varios canónigos y prebendados, quienes anunciaron que Su Eminencia en persona iría a comprobar con sus propios ojos el inexplicable y audaz atentado.

2 Elegir el enemigo, de D. Agustín de Salazar y Torres. 3 El arca de Noé, de D. Antonio Martínez, D. Pedro Rosete y D. Jerónimo Cáncer. 4 La luna de la Sagra, Santa Juana de la Cruz, de D. Francisco Bernardo de Quirós. 5 Lavar sin sangre una ofensa, de D. Ramón Montero de Espinosa. 6 Los dos monarcas de Europa, de D. Bartolomé de Salazar y Luna.

Felipe III estaba ocupado en examinar con su montero mayor una magnífica escopeta de dos cañones que acababa de regalarle respetuosamente la muy noble y leal villa de Eibar. ¡Eh! vienes á tiempo dijo el rey al ver al duque ; que eres aficionado, ¿qué te parece este arcabuz de caza? Mira qué llaves, Lerma: una invención, una verdadera invención.

De Balsain, donde dejé mi arruinada casuca tres días . Voy en busca de mi hijo, que es montero del rey en Corvalle y me ha ofrecido cuidar de estos últimos días de mi vida. Deber suyo es hacerlo, que vos cuidasteis de él en su niñez. Pero ¿habéis comido? ¿Lleváis provisiones?

1 El vaquero de Granada, de D. Juan Bautista Diamante. 2 La dicha del carbonero y Lorenzo me llamo, la nueva, de D. Juan de Matos Fragoso. 3 Hay culpa en que no hay delito, de D. Román Montero de Espinosa. 4 El mancebo del camino, de D. Juan Bautista Diamante. 5 Los sucesos de tres horas, de Luis de Oviedo. 6 Fiar de Dios, de D. Antonio Martínez y D. Luis de Belmonte.

Lo mismo decimos respecto á los demás poetas dramáticos de que tratamos ahora. Román Montero de Espinosa, capitán de tropas españolas en Flandes, en 1656 en Lombardía, nombrado en 1660 caballero de la Orden de Alcántara. Ambrosio de Arce, ó con su nombre completo Ambrosio de los Reyes Arce, muerto en 1661 en lo mejor de sus años.

Y el rey, por el mismo sitio por donde había ido á la recámara de la reina, se volvió á la suya y al examen de la escopeta vizcaína que tenía aún entre las manos su montero mayor. Vestida, arrojada sobre un lecho, con el rostro vuelto contra la almohada, en una bellísima alcoba, había una mujer.

9 Los carboneros de Francia, del Dr. Mira de Mescua. 10 Cómo nació San Francisco, de D. Román Montero y D. Francisco de Villegas. 11 La discreta venganza, de D. Agustín Moreto. 12 Contra la fe no hay respeto, de D. Diego Gutiérrez. 1 El médico pintor S. Lucas, de D. Fernando de Zárate. 2 El Rey Don Alfonso el Bueno, de D. Pedro Lanini Sagredo.

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