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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Aquellos de mis lectores que hayan visitado el país del cuco después de haber vivido algún tiempo en la clásica Castilla, y especialmente los que á esta última circunstancia reunan la de ser hijos de este poético suelo, me ahorrarían, de fijo, la pintura del efecto que en nuestros dos personajes causó el aspecto de la Montaña apenas hubieron perdido de vista la última llanura tórrida, monótona, infinita, de ese famoso granero de España.
El inglés se pasea en marcha mesurada, sin altivez pero con el aire de seguridad que tiene siempre el que puede decir; «Aquí mando yo.» Su rubia cabellera, sus ojos azules, su vestido holgado, libre y de una uniformidad elegante pero monótona que lo presenta como de una sola pieza; su impasible fríaldad, si es un simple negociante, ó su orgullo aristocrático, si es algún oficial de la guarnicion ó la marina británica, todo le distingue fuertemente de los demás tipos.
Unos piden luz, más luz, cuando se mueren; otros piden sus ideas, este pobre hombre pedía su bastón. ¡Qué importa bastón, ideas o luz! En el fondo, todo es un ideal. Y la vida, que es triste, que es monótona, necesita, querido Sarrió, un ideal que la haga llevadera: justicia, amor, belleza, o sencillamente un bastón con una chapa de plata. Llegaba el crepúsculo.
Mucho quería el labrador á su mujer, y hasta le perdonaba la tontería de haberle dado cuatro hijas y ningún hijo que le ayudase en sus tareas; no amaba menos á las cuatro muchachas, unos ángeles de Dios, que se pasaban el día cantando y cosiendo á la puerta de la barraca, y algunas veces se metían en los campos para descansar un poco á su pobre padre; pero la pasión suprema del tío Barret, el amor de sus amores, eran aquellas tierras, sobre las cuales había pasado monótona y silenciosa la historia de su familia.
Ha sido una transformación lenta, pero irresistible: el campo me ha saturado con su calma; se me ha subido a la cabeza como una embriaguez mansa y dulce, y duermo y duermo, siguiendo esta vida animal, monótona y sin emociones, deseando no despertar nunca. ¡Ay Rafaelito! Como no ocurra algo extraordinario y el diablo tire de la manta, me parece que aquí me quedo para siempre.
Ojeda extrañó no ver a su amigo en la cubierta. Algo de mucho interés debía preocuparle para que dejase pasar inadvertido este encuentro, que equivalía a un gran suceso en la vida monótona de a bordo.
La monótona procesión de cielos azules y soles deslumbradores, de cortos crepúsculos y noches estrelladas, que se deslizaba sobre Red-Gulch, fue interrumpida algún tanto por los incidentes que se acaban de relatar.
Mas pronto se consolaba, que en su edad las penas no abren surco profundo en el corazón, y aceptaba la vida monótona y holgazana del colegio con gusto. Su respetable tío D. Bernardo Rivera venía a visitarle de vez en cuando, y si él no podía hacerlo a causa de sus graves ocupaciones, comisionaba al bueno de Hojeda, para que fuese en su nombre. Miguel prefería estas visitas por representación.
Trabajaba don Fermín en su despacho, envueltos los pies en el mantón viejo de su madre; escribía a la luz blanquecina y monótona de la mañana nublada. Un ruido le distrajo, levantó los ojos y vio en medio del umbral a doña Paula, pálida, más pálida que solía. ¿Qué hay, madre? Está ahí esa Petra, la de Quintanar, que quiere hablarte. ¡Hablarme!... ¿tan temprano? ¿qué hora es?
Cuando la condesa y Pedro entraron, la mitad de la danza decía cantando: ¡Ay, un galán d'esta villa! ¡Ay, un galán d'esta casa! La otra mitad contestaba: ¡Ay, diga lo qu'él quería! ¡Ay, diga lo qu'él buscaba! La melodía era suave y monótona.
Palabra del Dia
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