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Actualizado: 6 de julio de 2025


Murió á 17 de setiembre Felipe IV y fué aclamado por rey á 14 de octubre su hijo D. Cárlos II. La ciudad trajo el pendon real á la catedral, y el obispo, revestido de pontifical, le bendijo, llevándose luego al cabildo á su palacio, donde tenia prevenido mirador para que viese la aclamacion que se hacia en la torre del Homenage del alcázar.

A cada uno de estos fósforos contestaré yo con la misma señal desde el mirador de casa. Nos reuniremos junto a la tapia del jardín. Prudencia y discreción. No faltes. Tuyo hasta la muerte, Al leer la carta no pudo menos de sonreír, diciendo para sus adentros: ¡Cuándo se le concluirá a esta mujer la manía de las aventuras!

Reconoció la primera reja por donde había hablado la noche anterior con Esperanza; vió sobre ella el mirador con celosías, y arrancándose una cinta del traje, la ató en un hierro; después, llegó á la última reja, y esperó. Pero tuvo que esperar muy poco, porque Esperanza, que ya le esperaba, abrió al momento el postigo de la reja. ¡Ah! ¡buenas noches! dijo la joven ; os esperaba con impaciencia.

Habían dado en la imprudencia de llevar luz a la habitación, y en las vidrieras del mirador se pintaba, junto al de las otras doncellas, el bulto de Lisarda, que por ser tan semejante en el aire y en la forma de la persona a mi madre, como ya os he dicho, don Baltasar creyó, y creyéronlo los amigos que le acompañaban, que no era doncella que a mi madre en el bulto se parecía, sino que era mi madre misma la que, acompañada de sus doncellas, en el mirador estaba oyendo la música.

El contraste es muy sensible si se aleja uno de la cascada para subir hasta el mirador que se encuentra sobre el borde de la roca poderosa que se destaca sobre la ribera del lago. Desde allí se abarca con la mirada un paisaje soberanamente bello.

Estas observaciones debió de hacerlas a su debido tiempo; pero no las hizo por causas que ignoramos. Desde este día comenzó a salir como antes. Al cruzar por delante de la casa de Raimundo nunca dejaba de enviar su cabezadita amistosa al mirador, desde donde le contestaban con verdadera efusión. Y según iban transcurriendo los días, el saludo era cada vez más expresivo.

Esto ocurrió una tarde, en la intimidad de una conversación habida en el mirador del gabinete de la marquesa entre ésta, su hija y el relatante, al blando rumor de las ondas que venían a morir, deshaciéndose en ancha faja de espumas, sobre la playa inmediata.

Mientras, Ojeda, desde el mirador de proa, contemplaba la muchedumbre aglomerada en las bordas, ansiosa de ver cuanto antes la deseada ciudad. Una mujer, alborotado el pelo y enrojecidos los ojos, gemía a un lado del combés.

Se levantaba con estrellas, y en cuanto se levantaba subía al mirador, escrutaba el cielo y el mar, y después de haber trazado en la cabeza un estado meteorológico provisional del día, bajaba a fijarlo definitivamente a la punta del Peón.

La situacion de estas ermitas es en sumo grado pintoresca: desde el mirador que hay á su entrada se divisan, á la derecha, y como á la mitad de la vertiente de la montaña, la quinta de la Albayda, antiguo Castillo Blanco, propiedad hoy del conde de Hornachuelos; mas lejos el castillo de Almodovar, cuya masa cenicienta descuella confusa en la eminencia de un cerro entre los vapores que se levantan de la campiña.

Palabra del Dia

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