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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Yo estaba, sin embargo, decidido a efectuar dos cosas: primero, recuperar el objeto más precioso del millonario, el cual me lo había legado junto con la orden expresa de recordar esa copla extraordinaria, que se había impreso en mi mente; y segundo, hacer averiguaciones secretas sobre este extranjero desconocido, que tan repentinamente había aparecido tomando parte en el asunto.

Dentro de ella se ocultaba el gran secreto, cuyo conocimiento había transformado en millonario a Burton Blair, el pobre marino sin hogar. Lo que era, ni Mabel ni yo pudimos ni por un momento imaginarnos. Ambos estábamos sin aliento, igualmente ansiosos de cerciorarnos de la realidad. No hay duda, jamás hombre alguno se vio en su vida delante de un problema más interesante o enigmático.

La falta de valor era lo que le retenía en su posición mediocre; en cuanto al éxito, no era posible dudar. El que ahora no se hacía rico, era porque no quería serlo. Bastaba un poco de dinero y la sabia dirección de Morte para despertar un día millonario.

¡Ay, el amor, Luis! exclamaba. ¡Cuán pequeños nos hace! ¡Cómo nos envilece cuando llega tarde, á una edad en que queremos, sin la certeza de que nos quieran!... Ahora me avergüenzo, pensando en las cosas á que he tenido que descender. ¡Y si no fuese más que esto!... Al llegar el verano, Judith había ido, como de costumbre, á una casita que el millonario le había comprado en Biarritz.

Sólo te falta echarte á llorar como los chiquillos. A ver: serenidad, y suelta todos tus pesares. Veamos por qué crees terminada tu vida, cuando eres el hijo de la suerte. El millonario fué á hablar, y Aresti le interrumpió de nuevo: Por lo que pueda convenirte, te advierto que Fernando, tu ingeniero, aguarda ahí fuera.

Yo, con un hombre que me quiera mucho y me obedezca en todo.... ¿Y , Mina? La intrépida señorita Graven daba siempre la misma respuesta: Yo me casaré con un hombre célebre. Ella no necesitaba soñar con un millonario. El viejo Craven había empezado su caza del dólar, como simple peón de mina, en California.

Tuvo que responder con graves saludos á las presentaciones que iba haciendo su sobrino, y estrechó la mano que le tendía el conde con aristocrática dejadez. Los enemigos le consideraban con benevolencia y cierta admiración al saber que era un millonario procedente de la tierra lejana donde los hombres se enriquecen rápidamente.

Yo lo que digo lo pruebo replicó ; el Magistral es el azote de la provincia: tiene embobado al Obispo, metido en un puño al clero; se ha hecho millonario en cinco o seis años que lleva de Provisor; la curia de Palacio no es una curia eclesiástica sino una sucursal de los Montes de Toledo.

Me quiere, Luis, me quiere interrumpió el millonario apresuradamente. ¿Por qué había de fingir? Si hubiera sabido quién era yo cuando la conocí, aún podría dudar. Pero en nuestros primeros tiempos de amor me creía un hombre de corta fortuna. Tardó mucho á saber que era yo Sánchez Morueta.

Quedaron largo rato Aresti y Sánchez Morueta, con la cabeza baja, como anonadados por el incidente. El doctor fué el primero en romper el silencio. Pepe, adiós dijo con voz triste, abandonando su asiento, y tendiendo una mano á su primo. Yo no te pregunto como tu mujer «¿y consientes esoAl fin es tu esposa y con ella has de vivir. ¡No te vayas así! exclamó el millonario con ansiedad.

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