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Actualizado: 11 de junio de 2025
Ya tenía Benina un espantoso lío en la cabeza con aquel dichoso clérigo, tan semejante, por las señas y el nombre, al suyo, al de su invención; y pensaba si, por milagro de Dios, habría tomado cuerpo y alma de persona verídica el ser creado en su fantasía por un mentir inocente, obra de las aflictivas circunstancias. «En fin, veremos lo que resulta de todo esto se dijo subiendo pausadamente la escalera . Bien venido sea ese señor cura si viene a traernos algo». Y de tal modo arraigaba en su mente la idea de que se convertía en real el mentido y figurado sacerdote alcarreño, que una noche, cuando pedía con antiparras y velo, creyó reconocer en una señora, que le dio dos céntimos, a la mismísima Doña Patros, la sobrina que bizcaba una miaja.
Luego regresaba á media noche en un carruaje de alquiler, pagando á manos llenas al cochero asombrado. Otras veces, de pie ante la verja, rebuscaba en su portamonedas antes de reunir el precio de la carrera. Los hados habían mentido. Los augures de los cartoncitos estaban á aquellas horas tan limpios como él. Toledo mascullaba protestas.
Habéis mentido en vano dijo la condesa ; mi prima lo ha adivinado todo. ¡Todo! pues mejor. Mejor, sí... porque he acabado de resolverme... ¿y qué me importa? cuando se ama á un hombre que se llama Quevedo, no hay por qué avergonzarse de amarle. Dios bendiga vuestra boca. Os espero. ¿Cuándo? Esta noche. ¿Por dónde? Por el huerto. Larguísimo va á ser para mí el día.
Las dos supuestas medicinas eran agua: ni la primera había de causar agitación, ni la segunda podía producir la muerte; pero si Julia daba la última, su intención no ofrecería duda de ningún género: habría mentido al decir que vino la excitación, y habría demostrado, sólo para Ruiloz, el deseo de abreviar la vida de Clotilde.
Por eso San Pedro, para obtener el perdón de su culpa, no usó de las palabras, con las cuales había pecado, había mentido, había blasfemado y renegado, sino que lloró con amargo llanto y fue creído y perdonado.
No soy sincera, no lo digo todo...» ¿No pensaría, en el momento de escribir esas palabras, que la traición del marido a quien ella había dedicado todo su amor, la traición de quien había dudado de su amor creyéndole indigno de poseerlo, de quien había prometido dedicar toda su vida a merecerlo, a conservarlo, era en él una grave culpa, y para ella un castigo inmerecido? ¿No pensaba que aquel hombre había mentido o se había vanagloriado de una fuerza que le faltaba?
Es incomprensible, y si la duda fuera posible, diría que Marta me ha mentido descaradamente. Pero nadie en la tierra sabe de este desgraciado asunto más que la condesa y yo. Es ella, pues, la que nos ha traicionado. ¿Cómo me vengaré?
Al ver que Ana había mentido, que estaba buena y había buscado un embuste para no acudir a su cita, el mal humor de D. Fermín rayó en ira y necesitó toda la fuerza de la costumbre para contenerse y seguir sonriente.
Sí, padrino; he emprendido este cuadrito después que usted se marchó. Es la misma cabeza de la desposada ... ¿También de imaginación?... Levantó la frente y clavó su mirada en los ojos de Mauricio. El joven se sonrojó un poco y dijo sencillamente: No he mentido á usted nunca y no he de empezar á mi edad ... Esta cara es la de la sobrina de la señorita Guichard.
Cierto que se hubiera mentido a sí mismo si se hubiese querido convencer de que sentía hacia Camila una de esas tardías pasiones que atormentan a veces con tan dura crueldad a los hombres que han doblado el cabo de la cincuentena.
Palabra del Dia
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