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Actualizado: 13 de octubre de 2025


, los lunes... hoy es martes... pero tiene usted seguridad de encontrar siempre a Fabrice en su taller... y probablemente también a su mujer, porque me parece que aquél está haciendo su retrato. ¡Ah! ¡eso me interesará! Habló Pedro en seguida de bailes, de teatros, y a poco se despidió de la señora de Aymaret. Al darle la mano le dijo ésta conmovida: ¡Muy contenta de verle tan prudente!

Oye y ¿qué explicó ayer el catedrático? preguntó cambiando de conversacion. Ayer no hubo clase. ¡Ojó! ¿Y antes de ayer? ¡Hombre, jueves! Es verdad ¡qué bruto soy! Sabes, Plácido, ¿que me voy volviendo bruto? Y ¿el miércoles? ¿El miércoles? Aguarda... el miércoles lloviznó. ¡Magnífico! ¿y el martes, chico?

En cuanto a consuelos, no los tengo; distracciones, las encontraría, pero mi corazón está demasiado triste. Conozco a algunos caballeros que vienen aquí todos los martes por la noche a charlar un rato. No me atrevo a invitar al señor duque de La Tour de Embleuse a estas reuniones melancólicas; su negativa me humillaría y me haría muy desgraciada.

Establécense distinciones muy marcadas en cuanto al tiempo en que se celebran ciertos actos sociales, como suele acontecer en los países de origen latino. Por ejemplo, los días de moda son los martes y jueves.

Era el martes de carnaval. Nébel acababa de entrar en el corso, ya al oscurecer, y mientras deshacía un paquete de serpentinas, miró al carruaje de delante. Extrañado de una cara que no había visto la tarde anterior, preguntó a sus compañeros: ¿Quién es? No parece fea. ¡Un demonio! Es lindísima. Creo que sobrina, o cosa así, del doctor Arrizabalaga. Llegó ayer, me parece...

Adiós, nuestro buen padre contestaron los jóvenes. ¡Amaury exclamó Antoñita, en tanto que José cerraba la portezuela, acuérdese de los martes, jueves y sábados! Y dirigiéndose al cochero, le dijo: Calle de Angulema. Calle de Maturinos dijo Amaury al suyo. Y yo murmuró el doctor, después de haberlos visto alejarse, y yo al sepulcro de mi hija.

Pues son... deben de ser... Entonces el caballero de la camisa limpia soltó el periódico y sin mirar a la joven preguntó: ¿Qué día fue eso? El veinte pasado: miércoles, a las dos contestó ella tristemente. Pues poca duda cabe repuso el caballero lunes, uno; martes, dos; miércoles... dos días y medio, que a cuatro cincuenta de jornal... son once pesetas con veinticinco céntimos.

El martes 22, á las 4 de la mañana, se embarcaron en la lancha el Padre Mathias Strobl, el Padre Joseph Quiroga, el piloto D. Diego Varela y el alferez D. Salvador Martinez Olmo, y salieron á la primera ensenada de la bahia, y saltando en tierra, caminaron hácia el norte á reconocer la laguna, que habian descubierto los dias antecedentes.

Una de las guasas de aquellos mozalbetes consistía en presentarse los martes siempre vestidos de rigurosa etiqueta, en forma y actitud enteramente diversas del resto de la semana, haciendo profundas reverencias al entrar, saludando a todos con gran ceremonia y llamando a Ramoncita duquesa; a Joaquinita, condesa, y a Pepita, baronesa.

Martes, 4 de enero de 1825. Los cambios de tarjetas, las visitas, las felicitaciones, las alegrías, el movimiento, en fin, de primero de año me han hecho mucho daño; yo no puedo hacer más que llorar cuando alguien me dirige sus recuerdos; ¡mis recuerdos están en lo pasado! ¿Y qué es lo que el pasado me recuerda?

Palabra del Dia

neguéis

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