Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de junio de 2025
El demonio del chico hacía presa en cuanto encontraba, sin despreciar las cosas de valor ínfimo; y después de arramblar por los paraguas y sombrillas, la emprendió con la ropa interior, y un día, al levantarse de la mesa, aprovechando un momento de descuido de sus madres y hermana, escamoteó el mantel y dos servilletas.
Mirábame el cura con aire de reproche, y la señora de Lavalle paseaba sus miradas sobre los diversos objetos que yacían sobre el mantel, evidentemente con la tentación de tirarme con alguno a la cabeza.
A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído; el convidado de enfrente, que se preciaba de trinchador, se había encargado de hacer la autopsia de un capón, o sea gallo, que esto nunca se supo; fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del victimario, jamás parecieron las coyunturas.
La dueña de la casa le presentó sus mejillas y el conde le estrechó cordialmente la mano. Los cubiertos habían sido puestos sin mantel sobre una mesa biselada de encina tallada.
Habíala ya depuesto sobre el pavimento y comenzado á extender su mantel sobre la mesa, antes que hubiese sacudido enteramente mi letargo. Por fin me levanté bruscamente. ¿Qué es esto? dije. ¿Qué es lo que hace usted? La señora Vauberger fingió una viva sorpresa. ¿No había pedido comida, el señor? No. Eduardo me dijo que... Eduardo se ha engañado. Será el inquilino de al lado.
Imperaba en él todavía la reserva de los primeros momentos: la gente comía con moderación y delicadeza, los camareros y mozos de servicio andaban discretamente sin taconear, las cucharas producían leve música al tropezar con los platos, la virginidad del mantel alegraba los ojos, y el vaho aperitivo de la sopa no desterraba del todo las fragantes emanaciones de las rosas y claveles de los floreros.
Cubríala un mantel blanquísimo y fino, pero demasiado raído por el uso; y se conocía por el tamaño, por el peso y por la forma, que también eran de abolengo los cubiertos y dos cucharones de plata que brillaban sobre el mantel, a la luz de un velón de cuatro mecheros que pendía de una tablilla, clavada por un extremo en una vigueta del techo.
Dos hileras de bancos corrían por toda la extensión del salón, y frente á la mesa presidencial, en el testero de la izquierda, se hacinaban en otra mesa, cubierta de blanquísimo mantel, adornado de lazos y bullones de colores, gran profusión de fiambres, pastas y dulces, y no escaso número de botellas de vinos y cerveza.
Eugenio de Salazar refiere años después que el capitán, maestre y piloto comían en una mesa; todos los demás lo hacían en cubierta sobre un pedazo de lona que más que de mantel servía para no manchar las tablas. Los marineros tenían platos grandes de madera en común y una gaveta de lo mismo para el vino.
Tres saleros a guisa de centro de mesa campeaban en medio del mantel, los cubiertos estaban colocados con descuido, las botellas en fila una tras otra, mientras que el único botellón del agua hallábase colocado de tal modo que cada comensal tenía seguramente que dislocarse para alcanzarlo, puesto que la mesa era enormemente ancha.
Palabra del Dia
Otros Mirando