Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de mayo de 2025


No dió un grito, no se quejó; se fué como había vivido... Las enfermeras cuentan que el cadáver sonreía; un cadáver ligero como una pluma. En torno de la tumba se ennegrecen varias coronas, lo mismo que si las hubiese chamuscado un incendio. Toledo rebusca entre estas ofrendas de las compañeras de la difunta, hasta señalar un manojo de rosas frescas que empiezan á marchitarse.

Así se hizo, cargándole entre las dos y otra compañera, pues el enfermo pesaba como un manojo de cañas, y en casa, a fuerza de pellizcos y restregones, volvió en , y les dio las gracias tan amable. La Pitusa le hizo unas sopas, que tomó con apetito, dando a cada momento las más expresivas gracias... tan fino, y así estuvo hasta la mañana, bien apañadito en su jergón.

Este manojo de papeles contenía para él la más interesante de las historias. Al dirigirse á su buque, le pareció el camino más largo que otras veces. Ansiaba verse encerrado en su camarote, lejos de toda curiosidad, como si fuese á realizar una operación misteriosa. Freya no existía.

Un día, con la frente reclinada en la mano, y el codo en el antepecho de la ventana que daba á un cementerio cerca de la casa, hablaba con el médico, mientras éste examinaba un manojo de plantas de fea catadura.

14 Si el hombre muriere, ¿por ventura vivirá? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi transformación. 16 Pues ahora me cuentas los pasos, y no das dilación a mi pecado. 17 Tienes sellada en manojo mi prevaricación, y enmiendas a mi iniquidad. 18 Y ciertamente el monte que cae se deshace, y las peñas son traspasadas de su lugar;

Los aviones arrojaban sus cables metálicos animados por una vida eléctrica, y éstos iban reptando sobre su cuerpo, enroscándose á todas las partes salientes en las que podían hacer presa sus anillos. En un instante se sintió prisionero é inmovilizado por este manojo de serpientes atmosféricas.

Era un manojo de nervios siempre vibrantes, y tenía tales ilusiones y rarezas que sus condiscípulos lo tenían por destornillado; pero su inteligencia fue vivísima y sutil, su cuerpo frágil se estremecía con las más delicadas emociones, y sus versos son de incomparable hermosura. Byron fue otro genio extraordinario y errante de la misma época de Shelley y de Keats.

Entró en su vivienda, sacó un manojo de llaves, y señalando la escalera, dijo con formas respetuosas: «Pasen los señores. Verán lo que hay». Miquis, presentando a los que le acompañaban, no pudo reprimir sus instintos de malignidad zumbona, y habló así con afectada finura: «El Sr. D. José de Relimpio y Sastre, ¡consejero de Estado!». Don José se inclinó turbado, sin atreverse a contestar.

Ó conmigo, paloma. ¡Por San Jorge! la vida es corta y lo mejor es hacerla alegre. ¡No vuelvan á ver mis ojos el puente de Chester si no le digo dos palabritas á esta buena moza! ¿Qué lleva el lagarto ese bajo el brazo? preguntó un tercero. Á ver, manojo de huesos. Venga el envoltorio.

Del mismo modo que los chinos encienden por la noche una luz en la puerta de su casa, para ahuyentar a los malos espíritus, las casas tenían en la reja de la ventana o en la puerta de calle un manojo de ramas de olivo o de palmas benditas para espantar a los demonios; todos los sitios donde un hombre había sido asesinado, sin darle tiempo de arrepentirse de su vida para salvar su alma, tenían un nicho, en el que encendían velas por la noche los miedosos de las ánimas en pena.

Palabra del Dia

condesciende

Otros Mirando