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Actualizado: 19 de junio de 2025
Pero la joven reflexionando, se limpia ceremoniosamente en el delantal las sucias manos de tierra y las tiende a través del cercado. ¡Bien venido sea usted, cuñado! El coge las manos que le ofrecen, pero guarda silencio. ¿Está usted acaso incomodado conmigo? pregunta ella lanzándole una mirada maliciosa.
Contempláronse unos instantes, ella con expresión maliciosa y triunfante, él con gratitud y gozo reprimidos. ¡Si siempre lo he dicho yo! ¡Si no hay otra como mi nena para saber querer!... Ven aquí, deja que te dé las gracias, rica mía; deja que te adore de rodillas.
¡Ah! algo acerca de la historia del Hombre Negro, respondió asiéndola del vestido y mirándola con expresión entre seria y maliciosa.
Elías es un loco rematado, es realista; pero con un fanatismo que le llevará hasta el martirio. ¿Y quiere á esa joven? No sé: yo lo dudo. Coletilla no ama más que al Rey, mejor dicho, al Príncipe real. Pues bien: á ver como me introduces en esa madriguera. Es preciso entrar de ocultis dijo con la más maliciosa sonrisa el abate.
Yo venía con intención de hablar con usted, señora... pero ya no puedo hablar... ¡no puedo hablar! profirió con creciente agitación. D.ª Carolina le contempló un instante con sonrisa maliciosa y dijo al cabo: Pues yo voy a decirle a usted lo que usted tenía que decirme a mí. Timoteo la miró estupefacto.
Vivía en Loreto, una aldea, algo lejos de la ría por aquel lado, pero tocando con el mar por allá arriba, por el arenal. Vivía con una señora que se llamaba aya y doña Camila. No la quería. Aquella señora aya tenía criados y criadas y un señor que venía de noche y le daba besos a doña Camila, que le pegaba y decía: «Delante de ella no, que es muy maliciosa».
Sonreía con expresión maliciosa; levantaba una mano con el índice erguido, como una maestra que lanza su última recomendación. Novios, sí... Boca, sí... ¡Cabina, nooo!... ¡Cabina, malo! Y tras estos balbuceos en español, que revelaban un miedo cómico a la «cabina», huyó apresuradamente, volviendo por dos veces la cabeza para mirar a Fernando antes de desaparecer.
Una ventaja tiene esta hipocresía maliciosa de Paris: el rico deja en todas partes una porcion de lo que le sobra. Ya sabe el lector las dos razones que tenia para querer salirme del restaurant Champeaux. Una razon era de hacienda, porque sabia que aquello era un juego de cubiletes, que se trataba de escamotear, y que mi humildísimo y trabajadísimo bolsillo iba á ser el escamoteado.
Sí, esta tarde iremos afirmó detenidamente la Marquesa . Es preciso que salga, porque sin ella no podemos volver a Madrid. ¡Oh!, picarón..., ya sabemos el secreto dijo Malespina, dirigiéndose con maliciosa expresión al Marqués . Ayer me hablaron del caso en varias tertulias... Ya sabía yo que había usted sido un terrible seductor... ¿Pero ahora salimos con eso?
¡Cuánto calor, Pepa, cuánto calor! exclamó Castro. No lo sabe usted bien repuso la viuda con entonación maliciosa. Por desgracia. O por fortuna. ¿Está usted ya cansado de Clementina? Fuentes no se encontraba bien con aquel cuchicheo. Le dolía desperdiciar su ingenio en conversación particular, para una sola persona.
Palabra del Dia
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