United States or Norfolk Island ? Vote for the TOP Country of the Week !


El capitan jeneral fue desde luego el juez nato de esta renta, como superintendente jeneral subdelegado, y la única administracion se encargaba á un vecino de honradez y confianza, con solo la asignacion de un 25 por 100 sobre todo lo que recaudase. Este nombramiento se aprobaba por la oficina jeneral de Méjico, de donde dependia en todo.

Probablemente, si Francia y España no hubieran reclamado algo en balde para súbditos suyos, tal vez nunca hubieran tenido la ocurrencia de favorecer en Méjico á un partido monárquico y un tanto aristocrático y de ir allí á levantar el trono, que pagó más tarde muy caro un príncipe egregio y bondadoso.

Ustedes saben cómo son de noche las calles de Méjico: no hay ciudad en el mundo mejor alumbrada y con menos gente. Los focos eléctricos brillan formando racimos, para iluminar una soledad de desierto. Cree uno deslizarse por una de esas ciudades de Las mil y una noches, donde todo ha quedado inmóvil y dormido por obra de encantamiento.

Combatido había como bueno contra los indios bravos, dijo doña Guiomar, el señor Gaspar de Valcárcel; merecido había, por tanto, que el virey le hiciese alférez, y, más aún, que le diese este empleo en los alabarderos de su guardia, con lo que Gaspar de Valcárcel vino a residir de asiento en Méjico, y a tratarse con las personas más calificadas que en aquella rica ciudad, gloria de Hernán Cortés y joya de España en las Indias, moraban.

Si hubieran llegado pocos años después, las semicivilizaciones que encontraron en Méjico, en Bogotá y en el vasto dominio de los Incas, hubieran ya desaparecido. Todo hubiera caído en el estado salvaje, y tal vez los sacrificios humanos, el canibalismo y las guerras constantes de unas tribus con otras hubieran barrido de sobre la faz de aquel inmenso continente la degradada especie humana.

Tomad dijo el duque dándole una orden firmada por el rey ; presidente sois desde ahora de la real audiencia de Méjico. ¡Oh! ¡señor! ¡señor excelentísimo! dijo doblegándose todo el alcalde. Anteanoche me servísteis bien; pero aún os queda que hacerme un último servicio. Mandad, señor. En la calle de Don Pedro encontraréis un hombre muerto á hierro. ¿Y quiere vuecencia que se descubra?...

Inmediatamente el paisano se puso a disertar sobre el tiempo y a hacer comparaciones geográficas entre España y Guatemala, y dando un salto después llegó hasta Méjico y habló de los gauchos y de las vacas salvajes y de las diligencias donde los viajeros iban pertrechados de todas armas y de los asaltos de los bandidos, etc.

Fue inquisidor, también en Méjico, y trajo de allá estas cornucopias que ves alrededor de la sala junto a la cornisa del techo. Tiéneselas por cosa notable, aunque no lo parecen a la simple vista. Este vargueño tan roído ya por la polilla, también fue traído de Méjico por el mismo inquisidor... ¿Te fijas en la sillería, eh?

Durante un viaje hecho á Méjico, algunos años antes, habia recibido servicios de hospitalidad muy generosos en ese país, concibiendo un afecto profundo por la sociedad hispano-colombiana. Así, al vernos, habia creido poder corresponder indirectamente las finezas de que habia sido objeto, mostrándose amable con dos colombianos desconocidos.

La testamentaría, entretanto, seguía sus pesados trámites, y hoy era un título que faltaba y mañana una reclamación que surgía y vengan consultas y vayan pesos; aunque, felizmente, había con qué hacer frente a todo: además de la casa calle de Méjico, otras tres en la ciudad, una quinta en Quilmes, una estancia en Cañuelas y regular número de cédulas en el Banco.