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Actualizado: 27 de julio de 2025
Vendió la hacienda que le quedaba para comprar otra vara de alcalde, y alcalde fue algunos años, y por sus merecimientos, luego, oidor en la real chancillería de Valladolid, y por último nombráronle presidente de sala de la real chancillería de Méjico.
No representa nada en este momento, pero ¡quién sabe si algún día!... Se forja la ilusión de que las minas de Méjico pueden reemplazar á su perdida fortuna de Rusia; ¡y entonces!... Siente un deseo vehemente de recuperar la riqueza para hacer el bien; un anhelo que tiene algo de remordimiento.
Pero volvamos a La Rioja. Habíase excitado en Inglaterra un movimiento febril de empresa sobre las minas de los nuevos Estados americanos; compañías poderosas se proponían explotar las de Méjico y Perú, y Rivadavia, residente en Londres entonces, estimuló a los empresarios a traer sus capitales a la República Argentina. Las minas de Famatina se presentaban a las grandes empresas.
Encuéntrase en Lima la célebre Universidad Mayor de San Marcos, fundada con cédula de Carlos V en 1551, año en que se estableció la de San Pablo en la ciudad de Méjico, siendo estas dos instituciones las más antiguas de su clase en toda la América. En la de San Marcos hay facultades de derecho, medicina letras, ciencias políticas y teología.
El objeto de sus preocupaciones era un joven, casi de su edad, el ingeniero Taboada, que se había educado en los Estados Unidos y tenía la pretensión de exigir que se implantase de golpe en Méjico todo el sistema democrático, con su respeto á la ley y á las opiniones ajenas, que había conocido en la vecina República.
Algunos, en sus correrías, hasta tropiezan con la Fortuna, y son sus amigos por corto tiempo. Todos, finalmente, terminan sus días en la miseria. Pero no divaguemos. Quiero decir que, después de mis andanzas por la América del Sur y la América del Centro, di fondo en Méjico, hace poco más de diez años. ¡Hermoso y simpático país! En ninguna parte he vivido mejor.
En Guárdate del agua mansa no sólo el trazado y desarrollo del enredo son de un arte consumado, sino que también brilla por la pintura de caracteres, por su singular gusto y excelencia poco común. Don Alonso tiene dos hijas, que, desde la muerte de su madre, se han educado en un convento, que ambas abandonan al trasladarse su padre de Méjico á Madrid.
Conocerlas, así como suena, no; pero contar con ellas, de fijo. ¡Pues es tonta la niña, y no me tiene bien estudiado que digamos!... Y ¿qué tal cara pondrá el otro?... ¿El de Méjico? No, el de acá. ¡El de acá! ¡Leto?... Mi señor don Alejandro, ¿puede usted imaginarse la cara que pondrá un santo al entrar en la Gloria eterna?
Movió la cabeza Robledo negativamente, y sin perder su gravedad soltó una mentira. Soy de Méjico. Conozco poco ese país. Me detuve en Veracruz unos días nada más, de vapor á vapor. La Argentina la conozco bien: viví allá hace años... ¿Dónde no he estado yo?... No hay lengua que no hable. Esto hace que los señores me aprecien y muchas amigas me tengan envidia. Robledo la miraba fijamente.
En la provincia de la Guayana, que está al sur de Caracas, se dice así mismo que hay un pueblo, á quien llaman el Dorado, por ser tan rico, que las tejas de las casas son de oro; y al norte del nuevo Méjico, que hay un pais denominado la Gran Quivira, reducido á un imperio floridísimo, que se formó de las ruinas del Mejicano, retirándose allí cierto principe de la sangre real de Montezuma.
Palabra del Dia
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