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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Y al día siguiente don Víctor Quintanar, de tiros largos, como el día de la primera visita, entró en el estrado de los Ozores. Venía a pedir la mano de Ana, «a quien creía no ser indiferente». «Daba aquel paso antes de lo que pensaba, porque acababa de ser ascendido; iba a Granada en calidad de Presidente de Sala y quería llevarse a su esposa, si su ardiente deseo era cumplido.
No sé... Si tuviese que recordar las historias de todos los hombres que he conocido, hace años que estaría loca. ¡No cabrían en mi cabeza!... Robledo, con una curiosidad severa, continuó sus preguntas. ¿Y la hija de Pirovani?... Volvió á llevarse ella las manos á las sienes, hundiendo los dedos en el pelo rubio, escandalosamente rubio, de sus falsos bucles.
Terminado el himno, comenzó de nuevo y se repitió indefinidamente hasta los postres. El gobernador volvió a dirigir la palabra al público. A unos gobernadores les da por destituir ayuntamientos, a otros por llevarse los colchones que les pone la Diputación provincial. A éste le daba por la elocuencia. Y habló otra vez el gobernador.
A los pocos minutos sonó en el piso bajo un magnífico piano de cola que el comisario no había podido llevarse por la oposición del general. La voz de éste se elevó sobre el sonido de las cuerdas. Era una voz de barítono algo opaca, pero que comunicaba un temblor apasionado á su romanza. El viejo se sintió conmovido; no entendía las palabras, pero las lágrimas se agolparon á sus ojos.
Con esto hay ya un principio de mucha consideracion, para verificar el proyecto, que siendo tan importante y útil al estado, igualmente que á la poblacion de Chiloé, debe llevarse á puro y debido efecto, teniéndose presente el informe que el Gobernador y Cabildo hizo sobre este asunto en 6 de Febrero de 1753, y corre desde fojas 26 hasta fojas 33 del precitado cuaderno, señalado con el número 98.
Llegó un día, no obstante, en que el cielo y la tierra le desampararon. Arrojado de todas partes, sin tener un pedazo de pan que llevarse a la boca, ni ropa con que preservarse del frío, comprendió el cuitado con terror que se acercaba el instante de pedir limosna.
Quería entrar a viva fuerza en casa de Quiñones y llevarse a su hija; quería retorcer el cuello a aquella vil mujer; quería decírselo todo a D. Pedro; quería dar parte al juez y meter en un calabozo a la infame. Afortunadamente sus accesos eran tan violentos como cortos. Vino el abatimiento, el llanto.
Además, podía llevarse todos sus libros; pero era preciso que abandonase la casa cuanto antes. Y el personaje, sacando su cartera para entregar tres billetes de mil pesetas, no sin antes invitar a Maltrana a que firmase un recibo, obsequió al joven con un nuevo discurso empedrado de buenos consejos. Había que acometer de frente la vida. La vida es seria; la vida no es un juego, joven amigo.
Y si al fin de la jornada resulta que no merece su primo los que ella le viene consagrando, tanto mejor para que lo conozca así y no la mate ni la alucine la pesadumbre... o el despecho del desengaño. Esto es jugar a pulso y con tino y delante de la cara de Dios; esto es, en suma, llevar las precauciones y el celo y el tacto hasta donde humanamente pueden llevarse.
Pensando así, iba yo dejando á la izquierda el riquísimo Monte de Palencia, cedido por D.ª Urraca á los pobres de esta Ciudad, quienes ciertos días del año tienen todavía derecho á cortar todo lo que pueden llevarse á cuestas..... ¡Y habrá quien se atreva á desamortizar aquel terreno!..... ¿Cuándo cesará la imprudentísima campaña de la clase media contra la clase pobre?
Palabra del Dia
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