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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Los «nazarenos» no podían hablar, y marchaban escoltados por guardias municipales, cuidadosos de que los importunos no se llegasen a ellos para molestarles. Abundaban los borrachos en la multitud.
Ya comprende usted que si los carlistas llegasen a romper la línea de Somosierra, entrarían aquí como Pedro por su casa, tomarían las armas que les pareciera, inutilizarían la fábrica y podrían marcharse por el valle de Cañedo sin peligro alguno. Por ahora no hay cuidado que rompan la línea, ya lo sé, pero ¿quién puede asegurar lo que sucederá con el tiempo?
Aunque la experiencia de estos sucesos dieron á los sábios Ministros, que con tanta gloria de la nacion dirigen la monarquia, las luces y conocimientos, para que no llegasen á tener tan desgraciado fin estos últimos establecimientos de las Bahías sin Fondo y San Julian, no por eso han podido libertarse de iguales contrastes, que al fin lograron reducirlos á un estenuado esqueleto de la corta poblacion del Rio Negro.
Por toda la explanada circuló inmediatamente una noticia, con la prontitud colectiva de las muchedumbres para inventar y aceptar embustes. Era don Isidro con su novia: una novia millonaria. Se iban a casar apenas llegasen a Buenos Aires. La señá Eufrasia se aproximó a ellos con gesto admirativo: «¡Ah, don Isidro! ¡Y qué bien ha sabido usted escoger!
La una bandera llevaba las armas del Rey de Aragon Don Jaime, y la otra las del Rey de Sicilia Don Fadrique; porque entre las condiciones que por parte de los Catalanes se propusieron al Emperador, fué de las primeras, que siempre les fuese lícito llevar por guia el nombre y blason de sus Príncipes, porque querian que adonde llegasen sus armas, llegase la memoria y autoridad de sus Reyes, y porque las armas de Aragon lastenian por invencibles.
La gente de Jorge sin detenerse en ganar el molino, fueron siguiendo al soldado, para que el aviso y ellos llegasen á un tiempo, pero como mas platico Marco en la tierra, dió el aviso primero á Montaner Capitan de Galípoli, con que todos tomaron las armas y se pusieron á la defensa de sus murallas, y con catorce cavallos, y algunos Almugavares Montaner salió á reconocer el enemigo, y entretenerle mientras la gente esparcida fuera del lugar tuviese tiempo de retirarse.
Por último, tanto rogó, prometió y dijo D. Fadrique, que D. Carlos hubo de someterse y salir aquel mismo día para Sevilla, si bien ofreciendo sólo ausencia de poco más de un mes: hasta que llegasen las vacaciones de verano.
Ni menos fué por aborrecimiento que tuviesen á la casa de Aragon, y amor á la de Francia, sino que quiso arrimarse por entonces al príncipe menos poderoso, para con mas facilidad apartarse de él cuando sus cosas llegasen al estado en que esperaba verse.
Confieso que me he engañado torpemente dijo el padre Aliaga ; es cierto que no había creído llegasen á un extremo criminal los favores de su majestad á ese joven; pero temía que él hubiese interpretado mal algún favor de la reina. Para que acabéis de tranquilizaros, fray Luis, sabed que á quien ese caballero enamoró fué á mí. Y me enamoró de un modo que... llegó á engañarme, creí que no mentía.
No, no quiero, exponiéndote a tí a un peligro y a que concluya de ese modo... No oyó más. Tuvo que aguardar a que llegasen al final de la calle y diesen la vuelta. Di que has estado en casa de esas viejas chochas y no mientas oyó decir a Amalia, al acercarse de nuevo. Te aseguro que estuve en el Casino. Nos hemos reunido los individuos de la junta para ver si se ha de decorar nuevamente el salón.
Palabra del Dia
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