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Me corresponde de derecho el hablar antes del asunto que me trae á buscaros. Ya os he dicho que se trata de vuestra mano. Acabaréis por impacientarme, Manuel. Yo creo que estáis ya bastante impacientada. Será al fin necesario oíros, para que acabéis pronto.

Disimuló, no obstante, y dijo: Pues que del relato de vuestra historia estamos pendientes, seguidla, que ya veis con cuánta atención y buen deseo os escuchamos. No ha de ser sin que vos acabéis vuestro relato, señora, dijo Margarita, que lo que del mío queda, aunque sea bien doloroso, es harto breve.

ESCIPIÓN. Gracias a Dios, no soy todavía vuestro marido para permitiros burlaros de . CLEOPATRA. ¡Muy bien! ¿Conque os congratuláis de no ser todavía mi marido? ¡Tiene gracia! ¿Queríais hacernos creer en la sinceridad de vuestros juramentos? ESCIPIÓN. ¡No, no es posible! Es una lógica que no entiendo. Os ruego que acabéis. CLEOPATRA. ¿Y si no quiero?

Y suponed que cuando acabéis de pronunciar esa blasfemia aparece de repente el sol en una explosión de luz y de armonía: que lleváis una mano a vuestros ojos que se deslumbran, y otra sobre vuestro corazón que se enternece lleno de una nueva vida, y que cuando volveis a abrir los ojos os encontráis de nuevo en las tinieblas, enardecido por el próximo y candente recuerdo de la luz divina que os ha deslumbrado, de la armonía de los cielos que ha reanimado vuestro ser... y después de haber supuesto esto suponed vuestra desesperación, vuestro dolor.

Dios Nuestro Señor ha elegido mi cabeza inocente para que sobre ella caigan las culpas de otros. A no puedes engañarme... Llega y ayúdame a levantar la sepultura... No tardaré en morir, y si tardase os faltaría paciencia para esperar... Porque no acabéis en la horca he pensado repartiros mis bienes.

Confieso que me he engañado torpemente dijo el padre Aliaga ; es cierto que no había creído llegasen á un extremo criminal los favores de su majestad á ese joven; pero temía que él hubiese interpretado mal algún favor de la reina. Para que acabéis de tranquilizaros, fray Luis, sabed que á quien ese caballero enamoró fué á . Y me enamoró de un modo que... llegó á engañarme, creí que no mentía.

-Por vida vuestra, hijo, que volváis presto de Tembleque, y que, sin enterrar al hidalgo, si no queréis hacer más exequias, acabéis vuestro cuento. «Es, pues, el caso -replicó Sancho- que, estando los dos para asentarse a la mesa, que parece que ahora los veo más que nunca...»

8 Haciéndome enojar por las obras de vuestras manos, ofreciendo sahumerios a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado para morar, ¿para qué os acabéis, y seáis por maldición y por oprobio a todos los gentiles de la tierra?