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Actualizado: 13 de junio de 2025
Cuando regresó a Madrid, le dijo Engracia que Pepe había ido a verla casi todos los días, y que estaba agradecida a sus atenciones, especialmente a lo cariñoso que se manifestó con el niño; de suerte que Millán, apenas vio a su amigo, le dio gracias por el buen cumplimiento del encargo, y como estuvieran solos en el cuarto donde Pepe trabajaba, sin temor de que nadie viniese a molestarles, hablaron así: Sí, chico decía Millán, aludiendo a sus relaciones con Engracia la verdad es que me he encariñado con ella porque es muy buena.
Pasados los dos o tres primeros meses de lactancia, el genio de los niños se agria, y sus llantos y rabietas son frecuentes, porque empiezan los fenómenos precursores de la dentición a molestarles. Cuando tal sucedía a su niña, Nucha solía emplear con buen resultado el talismán de la presencia de Perucho. Un día que el berrenchín no cesaba, fue preciso acudir a expedientes más heroicos: sentar a Perucho en una silleta baja y ponerle en brazos a la chiquitina.
Los «nazarenos» no podían hablar, y marchaban escoltados por guardias municipales, cuidadosos de que los importunos no se llegasen a ellos para molestarles. Abundaban los borrachos en la multitud.
Generalmente era en las altas horas de la noche cuando éstos se veían obligados a venir a conferenciar con él; pero también durante el día solía molestarles, como si no tuvieran en el otro mundo otra ocupación más perentoria.
Señorito D. Diego dijo el pícaro no me comprometeré yo a decirle dónde está, manque me diera esos cuatro soles de plata mejicana, porque María Encarnación salió de aquí con Currito Báez, y tomando hacia la calle del Torno de Santa María... cétera, cétera. Entraron varios majos ya de nosotros conocidos, y D. Diego les convidó a beber, lo cual lejos de molestarles les causó muchísimo agrado.
Cogidos los tres de la mano, procuraban andar á la zaga de los otros muchachos, que, por ser de las barracas inmediatas á la suya, sentían el mismo odio de sus padres contra Batiste y su familia, y no perdían ocasión de molestarles. Los dos mayorcitos sabían defenderse, y con arañazo más ó menos, hasta salían en ciertas ocasiones vencedores.
Palabra del Dia
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