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Actualizado: 8 de mayo de 2025


A la izquierda se elevaba una altísima montaña ideal que lo dominaba enteramente, y sobre ella se veía un caballero que guardaba cierto parecido lejano con don Rosendo, dirigiendo los fuegos de una inmensa linterna sobre la villa. Cerca de él percibíanse las cabezas de otros cuantos personajes.

Cuando Dunstan Cass le volvía la espalda a la choza, Silas Marner no estaba ni a cien pasos de allí. Volvía penosamente de la aldea. Una bolsa cargada al hombro le servía de sobretodo, y llevaba una linterna de cuerno en la mano. Sus piernas estaban cansadas, pero su espíritu, que no presentía ningún cambio, se sentía ágil.

Pues es necesario que le encontréis, pero que no sea aquí. ¡Cómo, señor! Vais á sacar este cadáver por el postigo á la calle. ¡Señor! que os pido mucho; ¿pero sabéis lo que yo puedo hacer por vos? ¡Oh, excelentísimo señor! ¿Pero cómo he de hacerlo? Quitad esas luces de en medio dijo el duque. Doña Ana tomó la linterna del alcalde, y con la suya las puso en una habitación inmediata.

Las manos que me habían aprisionado apretábanme con dedos de acero en la garganta y brazo, y tan repentino fue el ataque, que al principio creí que era una broma de Reginaldo, pues era éste muy amigo de chanzas cuando estaba de buen humor. ¡Dios mío! le gritar un segundo después, al iluminar la oscilante luz de la linterna el rostro de mi asaltante. ¡Es Dawson!

¡Ah! ¡doña Catalina! ¡Ah! ¡don Francisco! A este punto, don Francisco y doña Catalina estaban á muy poca distancia el uno del otro, y se enviaban mutuamente al rostro la luz de la bujía y de la linterna.

Esto lo dijo bastante alto para que lo oyese el sereno, que daba vuelta a la esquina. El borracho sintió en los ojos la claridad viva y desvergonzada de un ángulo de luz que brotaba de la linterna de Pepe, su buen amigo. El sereno, aquel Pepe, conoció a don Santos y se acercó sin acelerar el paso.

Apartando en seguida la mirada que había fijado en los mensajeros, volvió a ponerse al trabajo. Al cabo de un mes Sara casó con William Dane, y muy luego, los hermanos del Patio de la Linterna supieron que Silas Marner había abandonado la ciudad.

Procurad saber quién es ese hombre de que la reina se ha valido; averiguado que sea, hacedle prender, y esto al momento. Después, id á avisarme al alcázar. Don Rodrigo conoció que la orden era perentoria, y fué á salir. No, por ahí no; tomad mi linterna; vais á salir por el postigo; de paso mirad si hay algún muerto en la calle, ó al menos señales de sangre. ¡Ah!

Poco después se oyeron de nuevo las pisadas de Quevedo. Buscad mi candelero dijo con la voz conmovida la de Lemos. Y mi linterna contestó con un acento singular Quevedo. Ved que ésta es mi mano dijo la condesa. No creía que estuviéseis tan cerca de . ¡Ah! ya he dado con él. Ya he dado con ella. ¡Adiós, don Francisco! mañana me encontraréis todo el día en mi casa.

Ryp, el cocinero, registró los armarios de Zaldumbide y vino ayudado por dos amigos con tres cofres de latón. Otros, por orden del teniente, bajaron los rifles. Embarcamos tres cajas de galleta, agujas, tijeras, todo lo que pudimos. La ballenera llevaba un barril de agua y una linterna, que nos serviría para mirar de noche la brújula.

Palabra del Dia

hociquea

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