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Actualizado: 12 de junio de 2025


De un tortuoso tubo surge un disco, una umbrela blanca ó color lila y á veces color carne. Un tanto ladeada ha desprendido de misma cierto objeto que no tiene igual en el mundo vegetal: no hay ninguna que se asemeje á su hermana, siendo inimitables por la delicadeza de su aterciopelado matiz.

Es que me gusta mucho el color de lila..., cae muy bien sobre un zapatito de charol tan mono como el de usted.... ¡Ay qué pie tan chiquitín!... ¡Si le sacara un poco más!... ¡Hija, qué hombre! Yo quisiera tener una fotografía de usted en esa postura, pero mirándome á . ¡Vaya un gusto! Ya se ve que . Pues también yo tengo fotografías, sépalo usted. ¡Hola! Y hecha por Pica-Groom.

Gracias al interés que observó en los ojos de la joven maestra, se animó, y juntando entre las rodillas sus dos manos, enguantadas de color de lila, continuó en tono confidencial: Señora, ya ve usted que nadie más que yo tiene derecho sobre el niño, y, sin embargo, yo no soy la persona que debiera educarle.

En este caso, no puedo dárselo, porque no lo tengo... Pero no sea usted lila, D. Frasquito, ni se haga de mieles, que esa lagartona de la Bernarda se lo comerá vivo, si no le acusa las cuarenta.

También recordaba ahora, como si los tuviera presentes ante sus ojos, algunos objetos del salón; así una mesita de caoba tallada, incrustada en los bordes con dibujos de nácar, luego dos grandes candelabros de cobre que figuraban dragones fantásticos, y una jarra de alabastro, sobre la cornisa de la chimenea, con pomposas flores de terciopelo lila.

Esa sociedad inquieta, indiferente y ociosa que se agita en presencia de aquella majestad ¿comprende acaso el lenguaje misterioso del océano? No lo : lo que es que al alejarnos de aquel espectáculo tan complejo, el hombre nos parecia mas bello y noble, puesto que ha podido reinar sobre el gran soberano del abismo! El nor-oeste de Bélgica. Courtrai y la frontera. La ciudad de Lila. Douai.

Cogió la caja de fósforos, dispuesta a encender, para recrear su vista en el tesoro; mas por no despertar a Doña Paca, cuyo sueño era muy ligero, dejó para la mañana el examen de tantas maravillas... Pasado un rato, no tardó en reírse de su ilusión, diciéndose: «¡Pues no soy poco lila!... Es todavía pronto para que traigan eso...». Al amanecer, despertose al ladrido de dos perrazos blancos que salían de debajo de las camas; sintió la campanilla de la puerta; echose al suelo, y en camisa corrió a abrir, segura de que llamaba algún ayudante o gentilhombre del Rey de luenga barba y vestido verde... Pero no era nadie; no había ser viviente en la puerta.

Por las pendientes se arrastraban los crustáceos sobre su doble fila de patas, atraídos por esta novedad que alteraba la calma mortal de las profundidades submarinas, donde todos persiguen y devoran, para ser á su vez devorados. Cerca de la superficie flotaban las medusas, sombrillas vivientes de un blanco opalino, con borde circular lila ó rojo tostado.

Cuando regresaron los coches trayendo ya a los esperados viajeros, el contraste que ofrecía el espectáculo convidaba a parar la consideración en él. Acercábase el sol a su ocaso y las colinas que limitaban el horizonte pasaban del suave azul ceniciento al lila más delicado.

La á que me refiero era pequeña, del tamaño de mi mano, pero bella en extremo y de matices suaves y ligeros; su color blanco ópalo con un tinte diáfano lila que formaba una corona. Muy magullada la pobre, herida, tenía arrancada parte de su fina cabellera, esto es, lo que constituye sus órganos de respiración, de absorción y aun de procreación.

Palabra del Dia

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