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Actualizado: 2 de junio de 2025
Masicas es una gran persona, que lo lleva a uno por la nariz, y uno se deja llevar: Masicas me vuelve del revés, y me saca todo lo que tengo en el corazón: Masicas sabe mucho. Pues mira, leñador, que yo no soy camarón como parezco, sino una maga de mucho poder, y si me oyes, tu mujer se contentará, y si no me oyes, toda la vida te has de arrepentir.
Había una larga fila de jergones en el fondo de la sala; los dos últimos estaban vacíos, y en ellos se veían grandes manchas de sangre. Materne y Kasper colocaron en el más apartado al leñador, mientras que Despois se acercaba a otro herido diciéndole: ¡Nicolás, ha llegado tu hora! Entonces Nicolás Cerf se levantó con el rostro pálido y los ojos desencajados de terror.
Pero ya mi mujer se cansó del pescado, y quiere ahora sopa y un trozo de tocino. Pues tendrá lo que quiere tu mujer respondió el camarón. Al sentarte esta noche a la mesa, dale tres golpes con el dedo meñique, y di a cada golpe: «¡Sopa, aparece: aparece, tocino!»Y verás que aparecen. Pero ten cuidado, leñador, que si tu mujer empieza a pedir, no va a acabar nunca.
Con una cuarta de taco que pudiera meter en la mesa el farmacéutico, golpe hecho por donde menos podía esperarse. Para una fuerza inicial como llevaba su bola, no había nada seguro en la mesa, ni en las inmediaciones las más de las veces. El Ayudante desfogaba sus contrariedades llamándole san Bruno, y chiripero, y leñador y otras cosas parecidas.
El ruido se oia en efecto: pero era el de los golpes de un leñador que resonaban en el fondo de un bosque distante; era el de cerrarse alguna puerta, cuyo estrépito retumbaba por el edificio y sus cercanias, era el de otra cosa cualquiera que producia un sonido semejante al del estampido de un cañon lejano. ¿Estaba yo bien seguro de que no se hallaba á mis inmediaciones la causa del ruido que me producia la ilusion? ¿Estaba bastante ejercitado para discernir la verdad, atendida la distancia en que debia hacerse el fuego, la direccion del lugar, y el viento que á la sazon reinaba?
No fué muy animada la conversación entre ambos, pues el leñador sólo platicaba sobre asuntos de su oficio, la calidad de tales ó cuales maderas y las reyertas entre trabajadores de éste ó aquel villorrio, al paso que Roger no podía apartar de su imaginación el recuerdo de la encantadora desconocida.
«Con tal pensó Loppi que la maga me quiera hacer este favor.» Y al otro día a la mañanita fue al charco, y se puso a dar voces: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ y el agua se movió, y salió una boca negra, y luego otra boca, y luego la cabeza, con dos ojos grandes que resplandecían. ¿Qué quiere el leñador? Para mí, nada; nada para mí, camaroncito: ¿qué he de querer yo?
Y al charco fue al salir el sol, limpiándose los sudores, y con la sangre a medio helar. Llegó. Llamó. /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ Vio salir del agua las dos bocas negras. Oyó que le decían «¿qué quiere el leñador?»pero no tenía fuerzas para dar su recado. Al fin dijo tartamudeando: Para mí, nada: ¿qué pudiera yo pedir? Pero se ha cansado mi mujer de ser princesa.
Don Tiburcio no se dejó convencer; cojera era su propia cojera, sus señas personales; eran intrigas de Victorina que le quería tener á toda costa vivo ó muerto, como desde Manila había escrito Isagani. Y el pobre Ulises dejó la casa del sacerdote para esconderse en la cabaña de un leñador. Ninguna duda abrigaba el P. Florentino de que el español buscado era el joyero Simoun.
Un día estuvo Masicas más buscapleitos que de costumbre, y el buen leñador salió de la casa suspirando, con el morral vacío al hombro: el morral de cuero, donde echaba el pico de pan, o la col, o las papas que le daban de limosna. Era muy de mañanita, y al pasar cerca de un charco vio en la yerba húmeda uno que le pareció animal raro y negruzco, de muchas bocas, como muerto o dormido.
Palabra del Dia
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