Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de octubre de 2025
Julio veía llegar á su amada á la luz de los reverberos, encendidos recientemente, con el busto envuelto en pieles y llevándose el manguito al rostro lo mismo que un antifaz. La voz dulce, al saludarle, esparcía su respiración congelada por el frío: un nimbo de vapor blanco y tenue. Después de varias entrevistas preparatorias y titubeantes, abandonaron definitivamente el jardín.
Vamos a la Exposición, a esta visita que se están haciendo las razas humanas. Vamos a ver en un mismo jardín los árboles de todos los pueblos de la tierra. A la orilla del río Sena, vamos a ver la historia de las casas, desde la cueva del hombre troglodita, en una grieta de la roca, hasta el palacio de granito y ónix.
Y en la parte llana hay cuadros de hortaliza, de fresas, de tomates, patatas, judías y pimientos, y su poco de jardín, con grande abundancia de flores, de las que por aquí más comúnmente se crían. Los rosales, sobre todo, abundan, y los hay de mil diferentes especies.
Pero cuando sonaron las Ave-Marías de las tres, levantáronse todos, aliñáronse, y habiendo avisado doña Guiomar que los esperaba en un sombroso cenador del jardín, allá se fueron, y a doña Guiomar encontraron sentada en unos cogines, bajo la sombra de las tupidas enredaderas, de las zarzas rosas y de los jazmines que el cenador cerraban, dejándole en aquella hora, que era la del gran calor, en una media luz y con tal frescura, que allí no se conocía que fuese verano y en el punto más caloroso.
Y siendo la cosa así, repito que no me percataba yo de nada o de casi nada que impidiese la monotonía de la obra por el objeto, aunque por el sujeto, o mejor diré por los sujetos, viniese a ser un jardín de flores, como la capa del estudiante, merced a la diversidad de estilos y a la idiosincracia de cada escritor que en ella pusiese mano.
A reforzarlos se aplicó con el pensamiento, hasta que el coche se detuvo delante de la verja de un hotelito de construcción barata, con muchos adornos de yeso y madera que le hacían semejar a las obras de confitería. Apresuróse el portero a abrirle con acatamiento. Salvó en tres pasos el diminuto jardín. Al subir las pocas escaleras del piso bajo salió a la puerta una criada joven.
Al bajar al jardín, la generala, apoyándose sentimentalmente en mi brazo, murmuró, junto a mi oído: Ay, ¡quién pudiera vivir en esos palacios apasionados donde verdean las naranjas!... ¡Allí sí que se ama, generala! le dije en secreto, llevándola dulcemente hacia la obscuridad de los sicomoros. Fué necesario todo un largo verano para descubrir la provincia donde residía el difunto Ti-Chin-Fú.
En sermones de empeño, en días de gran función, el padre Jacinto era otro hombre: echaba muchos latines, ahuecaba la voz y esmaltaba su discurso de un jardín de flores, de un verdadero matorral de adornos exuberantes, que también gustaban á los discretos y finos de aquellos lugares.
Vaya, vamos a dar una vuelta por el jardín dijo levantándose para huir aquella visión siniestra. Pasearon un rato por el parque. Reynoso les dijo de pronto: Os he mostrado casi todos mis bichos, pero aún nos falta algo digno de verse, aunque sea bien modesto. Venid conmigo.
El fondo podía abrirse hacia el jardín; circunstancia particularmente favorable á los efectos teatrales, puesto que de esta manera las decoraciones en que se representaban paisajes á pérdida de vista producían mucha mayor ilusión, y porque daba así también cabida á los coros, por numerosos que fueran.
Palabra del Dia
Otros Mirando