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Actualizado: 5 de junio de 2025
Mientras las bandas de muchachas despeinadas salían de la fábrica á la hora de comer para engullirse el contenido de sus cazuelas en los portales inmediatos, hostilizando á los hombres con miradas insolentes para que les dijesen algo y chillar después falsamente escandalizadas, emprendiendo con ellos un tiroteo de desvergüenzas, Roseta quedábase en un rincón del taller sentada en el suelo, con dos ó tres jóvenes que eran de la otra huerta, de la orilla derecha del río, y maldito si les interesaba la historia del tío Barret y los odios de sus compañeras.
Al pasar él junto á ellos, callaban, hacían esfuerzos para conservar su gravedad, aunque les brillaba en los ojos la alegre malicia; pero según iba alejándose, estallaban á su espalda insolentes risas, y hasta oyó la voz de un mozalbete que, remedando el grave tono del presidente del tribunal, gritaba: ¡Cuatre sòus de multa!
Los brazos de la bienhechora trazan imperiosos manoteos; su voz intenta detener á los vehículos que se deslizan veloces. Carcajadas ó palabras de menosprecio contestan á sus llamamientos, y ella, indignada contra los chófers insolentes, da suelta al léxico de su cólera, intercalando con frecuencia la frase más célebre de Waterloo.
Y tuve mérito, porque la escena era divertida. ¡Cállate, hija mía, cállate!... Ese ganapán, ese perdido merecería seis meses de castillo por haberse permitido pensar en ti... ¡Si volviera el antiguo régimen! Si se nos permitiese solamente hacer que nuestros criados dieran una buena paliza a esos insolentes... acentuó la señora de Brenay, no pasarían estas cosas.
Se les reconocía por sus boinas encarnadas que contrastaban con las negras monteras puntiagudas de los hijos del valle: se les reconocía aún más por sus rostros macilentos, donde el agua no había logrado borrar por completo las manchas del carbón. Hablaban entre sí y dirigían miradas insolentes, provocativas á todos los que allí había.
Este detentador de fortunas ajenas, llegado a una insolente altura por sendas extraviadas y procedimientos vergonzosos, gozaba de un favor y de una influencia más insolentes todavía.
Causó notable admiracion entre los Griegos la brevedad con que se alcanzó tan señalada victoria, y el pueblo la celebró con alabanzas, libre del temor de los Turcos, que insolentes con las victorias alcanzadas de los Griegos de la otra parte del estrecho amenazaban la Ciudad, con los alfanges desnudos; pero casi toda la nobleza, que como fuera justo debiera mostrarse más agradecida á tan grande beneficio, manifestó el veneno de sus ánimos, que la envidia de la agena felicidad no dió lugar á que se pudiese mas encubrir.
Pensar en que cuatro palabrillas insolentes sobre la moral y la conciencia bastarían a obligarme a aceptar satisfecha la humillación que me impones; suponer que yo, a quien si no conoces debieras conocer, voy a consentir que me arrojes como un trapo sucio, que me arrastres como una cautiva enamorada a los pies de Fernanda para que le sirva de almohadón cuando suba a tu lecho, es el colmo de la estupidez y la fanfarronería. ¿Por qué no me pides también que sea tu madrina de boda?
Alguien extrañará que Carlos V no declarase la guerra á los habitantes de Quacos, pidiendo á su hijo Felipe II veinte arcabuceros que les ajustasen las cuentas.... Pero ¡ah! el vencedor de Europa no había ido al convento en busca de guerra, sino de paz, y, por otra parte, si hubiese castigado á aquellos insolentes, el desacato y desamor de éstos se habrían hecho públicos y dado margen á mil comentarios en toda Europa.
El Corregidor, cuidadoso con estas públicas amenazas, é insolentes pretensiones: obraba vigilante en la averiguacion y pesquiza de los autores, pero por mas exactas diligencias, así judiciales como extrajudiciales que practicó, nunca pudo saber la verdad para castigar á los delincuentes, á fin de mantener á todos con la quietud y buena armonia, á que siempre propendió desde el ingreso á su corregimiento.
Palabra del Dia
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