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Actualizado: 5 de junio de 2025
¡Bailad tranquilos, granujas alegres e insolentes; mirad la falla, burgueses bondadosos; reíd como gallinas cacareadoras, mujercillas que celebráis las contorsiones de los monigotes!
El hombre cojo, el niño, la placentera unión de los tres, los cuartos sacados del bolsillo, los saltos del chico cuando se estaba haciendo el trato con la vendedora, las castañas, el pañuelo, las manos que tenían el pañuelo.... En vista de las insolentes burlas del destino, juró no volver a pasar por allí.
Cuando hablaba don Buenaventura, lo saludábamos con una lluvia de aplausos, y cuando los urquizistas pedían la palabra, se armaba la gorda. ¿Pero hubo algunos muy insolentes, no? ¡Cómo no! y nos insultaron; pero Buenos Aires triunfó y nos libramos de Urquiza. Y de los provincianos para siempre.
Sobresaltóse el viejo, y lo mesmo hizo Zoraida, porque es común y casi natural el miedo que los moros a los turcos tienen, especialmente a los soldados, los cuales son tan insolentes y tienen tanto imperio sobre los moros que a ellos están sujetos, que los tratan peor que si fuesen esclavos suyos.
Respiraban despecho, envidia, tristeza por los años que pasan, transmitiendo á los que vienen detrás los insolentes privilegios de la juventud. Los habitantes de Villa-Sirena se hubiesen sorprendido igualmente al oirle hablar de este modo. La misma sorpresa hizo que Alicia olvidase sus preocupaciones de mujer hermosa, levantando la frente y apartando las manos.
Y con gran escándalo de su madre y de madó Antonia, que al asomarse le creían loco, permanecía echado de bruces y disparaba en esta posición, amaestrándose «para cuando le hiriesen». Pero como era hombre cortés, incapaz de injustas provocaciones, y su aspecto imponía respeto a los insolentes, transcurría el tiempo y el lance no llegaba.
Juanita advirtió que el tendero murciano trataba de tomarle el pelo, valiéndose de una expresión que ahora se emplea en estilo chusco, y, como era poco sufrida, empezó a perder la paciencia y dijo bajando la voz, pero aguzando cada una de sus palabras como si fuese una lanceta: Es, déjese usted de bromas insolentes, tío marrano. Piense usted bien mi proposición y verá que le tiene cuenta.
»Diez veces fue llamada a las tablas la Diva Donna, y lo hubiese sido veinte, a no haberse puesto los insolentes reverberos, causados por la prolongación de sus servicios, a echar pestes y suprimir luz. »Los amigos del duque se empeñaron en que los llevase a dar la enhorabuena a la heroína. Todos nos echamos a sus pies con el rostro en tierra.
Los hombres que trabajaban en los campos cercanos al camino llamábanse unos á otros con expresiones insolentes que indirectamente iban dirigidas á Batiste, y los chicuelos, desde lejos, gritaban: «¡Morralón! ¡chodío!» , sin añadir más á tales insultos, como si éstos sólo pudiesen ser aplicables al enemigo de la huerta. «¡Judío!» ¡Ah!
Y como la bolsa del otro era respetada y sólo se atrevían a visitarla personas de posición, a Ronzal le llevaban los diablos. Desde su bolsa hasta se arrojaban perros-chicos a la escena, para exagerar la falta de compostura de los de enfrente. Algunos insolentes fumaban allí a vista del público y dejaban caer bolas de papel sobre alguna respetable calva de la orquesta.
Palabra del Dia
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