Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de junio de 2025
El período de la guerra civil de esta nación terminó en 1835 cuando Rosas asumió el poder estableciendo una dictadura que se prolongó hasta que fué derrotado por Urquiza en Caseros, viéndose obligado a la expatriación en 1852. Se aseguró la unión de la Argentina en 1862, fecha que marca el verdadero comienzo de la historia nacional, bajo la administración del gran estadista Mitre.
¡Y qué versos! agregó mi tío Ramón lleno de buena fe, con el ánimo de cooperar al elogio. ¡No! los versos no han sido nunca gran cosa contestó el doctor con impaciencia. ¡Oh! perdone, doctor, y ¿El Matrero y el Mendigo? agregó mi tía. ¡Pschet! así, así... ¡No! los versos no son su fuerte. Pero los discursos, las proclamas; aquel discurso contra los ministros de Urquiza...
El Brasil, más enemigo cada día del dictador Rosas, conspiró contra su poder, hizo un tratado secreto con la República Oriental del Uruguay, se concertó con el general Justo José Urquiza, gobernador de Entreríos, y suministró toda clase de recursos para el levantamiento contra el tirano. El representante diplomático de Rosas en Río de Janeiro pidió entonces sus pasaportes.
El triunfo más completo, señora: Urquiza ha sido completamente derrotado, y todo su ejército muerto o prisionero; la guardia nacional de Buenos Aires se ha batido de guante blanco, Jouvín legítimo. Yo solo he vendido doscientos pares de tirita. Una ballenera que ha llegado de Zárate, ha traído la noticia de que Urquiza ha sido hecho prisionero agregó uno de los que estaban en la tienda.
Yo no pensaba sino en soldados y batallas; tenía cierta disposición genial al dibujo y pasaba las noches dibujando el ejército y la escuadra de Buenos Aires en marcha contra Urquiza; y entre las filas de soldados, sobre un caballo trazado con el más respetuoso cuidado, diseñaba la figura de mi general, ídolo de mis sueños infantiles, especie de Cid fraguado por mi fantasía de niño, caricaturado involuntariamente por mi lápiz torpe, y destinado por la Providencia a aplastar a Urquiza, a quien yo me lo representaba vestido de indio, con plumas en la cabeza, con flechas y un gran facón en la cintura, rodeado por una tribu salvaje que constituía su ejército.
Cuando hablaba don Buenaventura, lo saludábamos con una lluvia de aplausos, y cuando los urquizistas pedían la palabra, se armaba la gorda. ¿Pero hubo algunos muy insolentes, no? ¡Cómo no! y nos insultaron; pero Buenos Aires triunfó y nos libramos de Urquiza. Y de los provincianos para siempre.
¿Qué sería de nosotros, señores, el primer partido de la República, el partido que derrocó a Rozas, que abatió a Urquiza, el partido de Cepeda, esa platea argentina, en que el Xerjes entrerriano fue vencido por los Alcibíades y los Temístocles porteños, si entregáramos a las muchedumbres el voto popular?
Desde 1840 hasta 1852 residió en Chile, primero como desterrado de Benavides, tirano de San Juan; después como adversario de Rosas, tirano de Buenos Aires. Asistió con Urquiza a la batalla de Caseros, y fué después con Mitre adversario de la política del caudillo entrerriano.
Palabra del Dia
Otros Mirando