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Actualizado: 1 de noviembre de 2025


-Sin embargo, le diré también que vos, que sois la dama de alma más tranquila que conozco, que dormís bien, que coméis bien, estáis un tanto ojerosa y pálida, y aun me parece que no tan gorda como ayer: habéis adelgazado algo, y si seguís así tragándoos vuestro amor... ¡Qué pesadez y qué insolencia! exclamó irritada doña Clara . ¿Será cosa de que os mande echar?

En el aturdimiento de su gloria había olvidado que los de la banda estaban furiosos contra Ojeda, y a última hora, con la insolencia que da el vino, eran capaces de provocar una escena violenta. Hasta mañana; le contaré lo que ocurra... No tema que esta noche vaya, como las otras, a golpear el camarote misterioso. Eso se acabó... Por cierto que el hombre lúgubre no se ha dejado ver en todo el día.

Pero noten ustedes cómo en medio de lo ridículo del caso resalta siempre la soberbia y la insolencia del clero... ¡Siempre disponiendo de los rayos celestes, como si Dios les hubiera dado a ellos la llave!... Eso es insufrible, y cien veces lo he dicho y lo repetiré otras ciento: la dureza y la intransigencia del clero es lo que está carcomiendo la Iglesia de España.

Se repuso, y me dijo con su acostumbrada insolencia de bufón: He aquí un loco cogido por una loca; porque , mi buena señora, hace mucho tiempo que estás haciendo locuras. ¿Qué te va á ti en que España se pierda ó se gane, y en que el rey no haga de ti tanto caso como de su rosario?

Las diez y siete galeras de genoveses no osaron volver á Constantinopla, aunque la necesidad y falta de gente les pudiera obligar, pero temiendo la indignacion de Andronico, y la insolencia de los Griegos, desembocaron el estrecho y fueron la vuelta de Italia, llevando en ellas á Demetrio. Las otras siete galeras gobernadas por Mandriol, vueltas á Constantinopla avisaron á Andronico del suceso.

Que la insolencia de los soldados no era bastante causa para que contra ellos se ejecutará tan inhumana resolucion. Castigáranse los soldados culpados á medida de sus delitos, sin que sus servicios les sirvieran de moderar la pena.

Este debía ser un adversario digno de él. ¡Lástima que sus ojos claros tuvieran una expresión irónica de hombre que todo lo toma á risa, y por debajo de su bigote rubio, muy recortado, á la inglesa, vagase un ligero gesto de insolencia!

¡Sería gracioso que quisiera usted casarse con una muchachuela! añadió con sarcasmo. Tampoco se trata de eso; pero si usted tuviera algún antecedente... ayundándome usted y gastando cuanto fuese necesario, acaso lograríamos encontrar a sus padres. ¿Y para qué quiere más padres que usted? Necesité hacer un esfuerzo para contener la cólera que me causaba la fría insolencia de aquella mujer.

Pero descuidad, que vuestras mejillas tendrán menos colorete y más bríos vuestra mano antes de que volváis á guareceros tras el guardapié de vuestra nodriza. De mi mano puedo deciros que está siempre pronta.... ¿Pronta á qué? Á castigar una insolencia, señor mío, replicó Roger, airado el rostro y centelleante la mirada.

Y como don Alvaro ni por esas se desengañase y se atreviese un día a dar a la muchacha una palmadita en la cara, ella le dijo mirándole de arriba abajo con desprecio y enojo: Las manos quietas, señor don Alvaro. Conténtese usted con tocar el violón, y a no me toque. ¡Pues no faltaría más! ¿Será menester que me queje yo a doña Inés de la insolencia de usted?

Palabra del Dia

vengado

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