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Actualizado: 3 de junio de 2025


Dejose friccionar por el esclavo y extender sobre sus miembros las esferitas de perfume; dejose, por gracia, obscurecer los párpados con el kohl; y su horror fanático hacia los baños se fue desvaneciendo cuando su amada le inició en las dulzuras del amor bajo aquella agua saturada de nardos, sobre la cual ella hacía deshojar puñados de rosas, unas muy pálidas y otras como sangrientas, para simbolizar las dobles delicias de su cuerpo.

Ellos habían venido para eso. Isidro no supo cómo se inició el choque. Vio de pronto arremolinarse la gente delante del féretro; sonaron gritos, golpes secos semejantes a los de la ropa sacudida. Sobre las cabezas del gentío brillaron al sol, como cintas blancas, los pesados asadores esgrimidos de filo. Se abrió la muchedumbre, escapando en distintas direcciones.

Kisseler fue también quien inició el asunto con una audaz apología de la belleza plástica que fue como divinizar la forma: la belleza era para él el primer atributo de un dios; y el culto de la belleza, el primer dogma de una religión: la Grecia antigua fue la cuna de la verdadera religión, única digna de conmover a la conciencia humana y de unirla en un culto común, la adoración de la belleza.

Aquel resentimiento que se inició en su alma iba trocándose poco a poco en lástima, porque Manolita le repitió hasta la saciedad que Jacinta sufría desdenes y horribles desaires de su marido. Llegó a sentar como principio general que todos los maridos quieren más a sus mujeres eventuales que a las fijas, aunque hay excepciones.

Cuando supieron que era necesario entrar al champan, tenderse en el fondo, en la misma actitud de un cadáver y permanecer así durante dos o tres meses, uno de los diplomáticos inició una enérgica resistencia, que Montebello sólo pudo vencer recordando el deber y la necesidad.

Nerval amaba lo raro en la vida y en los libros; fué un profundo orientalista además de un exquisito poeta , y se inició en todos los ritos esotéricos. Tradujo el Fausto, y Goethe le escribió estas palabras: «Nunca me he entendido mejor que cuando os he leído». En 1836 publicó su Bohemia galante.

¡Buena suerte, capitán! dijo la doctora . Volverá usted pronto y con toda felicidad, ya que trabaja por una causa justa... Nunca olvidaremos sus servicios. Freya quiso acompañarlo hasta el buque. El conde inició una protesta, pero se contuvo viendo el gesto bondadoso de la sensible dama. «¡Se amaban tanto!... Había que conceder algo al amor...»

Cuando el sacerdote terminó la ceremonia, mi tío se echó en brazos de Fernanda y Montifiori en brazos de su hija: los amigos hicieron iguales demostraciones con los novios; no hubo sollozos ni lágrimas, y apenas hubieron terminado las felicitaciones, cuando la orquesta inició el baile, con aquel mismo vals de Metra que yo había bailado con Blanca un año antes, en el Club del Progreso.

Acaso el buscar aquella ridícula compañía fuese consecuencia de la melancolía hereditaria que hizo al hijo de doña Juana la Loca retirarse a Yuste, encerrarse a Felipe II en una celda de El Escorial y morir aterrado a Felipe III. La costumbre se inició en tiempo de Carlos I, generalizándose tanto, que no sólo había bufones en las moradas reales, sino también en las casas de los nobles.

El segundo trozo, entre los rios Igatimí y Yaguarí, fué absolutamente despreciado de los conquistadores, que hallándole casi desierto, nunca fijaron el pié en él, sino el V. P. Fray Luis Bolaños, que inició la reduccioncita de Pacoyú que se deshizo en un momento.

Palabra del Dia

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