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Actualizado: 28 de junio de 2025
Y la pequeña expedición, que sólo iba a la descubierta, sin haber hecho preparativos de guerra, huía río abajo despavorida por esta tragedia. El duro Oviedo, historiador y hombre de combate, apenas se apiadaba del infortunio de Solís al hacer su relato. Le parecían naturales estas catástrofes siempre que se enviasen hombres de mar al descubrimiento de las nuevas tierras.
Siendo viejo y casado, cuando apenas me queda otro resto de vida que la esencia divina de la voluntad, amando como amo á mi mujer, casi me siento apasionado de nuestra vecina, menos por su belleza que por su infortunio. Á medida que vivo y que observo, me voy convenciendo de que la poesía más irresistible es la del dolor. Paso á la tercera curiosidad.
Es un gesto maternal para infundirle ánimo; tal vez es un halago amoroso que se repite después de un paréntesis de medio siglo. ¡Quién sabe! ¡La guerra ha despertado tantas cosas que parecían dormidas para siempre!... Yo me imagino el infortunio de esos dos seres que representan ciento setenta años. Son Filemón y Baucis, que acaban de ver su apergaminado idilio roto por la invasión.
A fe mía que no lo creyera si no lo oyese de tu propia boca. ¡Y sin embargo, así es, amigo mío! soy desgraciado, ¡muy desgraciado! y tengo para mí, que cuando a nuestros amigos les aqueja un infortunio estamos en el caso de dejarlos a solas con su aflicción. Si no comprendes esto, Felipe, será porque jamás te ha herido la desgracia.
Nacido en Alemania, se habia distinguido en la guerra de la Independencia y en la batalla de Chacabuco, mandaba un batallon de infantería con el cual contribuyó al éxito de la victoria. Por los llanos inmensos de la Pampa Vaga Castelli triste y silencioso. Segun algunos, Castelli murió insensato, como el Rey Lear, sintiendo las angustias de un corazon magnánimo devastado por el infortunio.
Su destino era devorar, ser fuerte, y si se veía desarmada, con las defensas rotas, entregarse al infortunio sin protesta y perecer. ¡La muerte antes que abdicar de su origen, de la noble fatalidad del nacimiento! Para los fuertes no había en la tierra y en el mar satisfacciones ni vida fuera de su ambiente.
Una mañana, por último, doña Luz escribió a doña Manolita el siguiente billete: «Querida amiga mía: No puedo callar más tiempo. Mi infortunio me ahoga, me mata, y quiero vivir. Soy muy desgraciada y hay una esperanza que me sonríe. Necesito conservar la vida. Temo que este oculto dolor me asesine. Es menester que te le confiese; que me desahogue contigo; que tu compasión y tu amistad me salven.
La joven hizo un movimiento de sorpresa, alejándose de él. No te separes, no me temas. Ni yo soy un hombre, ni tú eres ya una mujer. Has sufrido mucho, has dicho adiós a las alegrías de la tierra, eres fuerte por el infortunio y puedes mirar cara a cara a la verdad. Somos dos náufragos de la vida: sólo nos resta esperar y morir en el islote que nos sirve de refugio.
Me arredra el temor de extraviarme, y la conciencia de mi poquísimo saber en Economía Política, ciencia que, al cabo, después de mucho cavilar, han venido todos los autores a coincidir con Aristóteles en que trata del dinero, o, en general, de la riqueza, por donde la llama Crematística el sabio de Estagira. Y es mayor infortunio aún que el de mi propia ignorancia, el de que,
Entonces volvían todos los ojos hacia el rincón obscuro, donde el pobre compañero estaba en el trance de la muerte, lejos de los suyos y sin ayuda, y, acongojados los pechos, oíanse grandes suspiros. Eso es todo cuanto inspiraba a aquellos trabajadores del mar, pacientes y dulces, el sentimiento de su propio infortunio. Nada de sublevaciones ni de huelgas. ¡Solamente un suspiro!
Palabra del Dia
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