Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de junio de 2025


No se extinguió en los aires vuestra palabra amada; no faltan labios jóvenes que besen vuestra cruz; y la legión de apóstoles por vos fructificada no olvida al que en la noche cayó pidiendo luz. Luz para las conciencias, para las almas todas; luz para el ara triste del olvidado altar; que aquella vuestra lámpara que se apagó en las bodas iluminó, estallando, el alma popular.

María Teresa no acertaba a juzgar la conducta de su novio, y no se resolvía por lo tanto a romper con él, cuando una conversación la iluminó y le suministró la solución que buscaba. Desde que su querido enfermo estaba fuera de peligro, ella y su madre recibían a las personas que iban a informarse de la salud del convaleciente. Entre las más asiduas se contaban a la señora Gardanne y su hija.

De pronto ardió un fósforo y acto continuo la luz violenta del gas iluminó toda la habitación.

El Club tiene demasiada mala influencia sobre los hombres para que yo me decida a tomar un marido que no tenga otro pasatiempo. La puerta acababa de abrirse; el señor Aubry entró. Al ver a su mujer y a su hija, una sonrisa iluminó su rostro. María Teresa se precipitó hacia él, y poniéndole su frente a besar: Buenas tardes, papá le dijo.

La voz del mozo rompió el silencio de la noche cantando: ¡Ay, que su amigo la espera! ¡Ay, que su amigo la aguarda! Al pie de una fuente fría, al pie de una fuente clara. Una sonrisa divina iluminó el semblante de la niña y cantó también muy quedo siguiendo el romance: Que por el oro corría, que por el oro manaba. Dejaron de sonar los pasos del joven.

Escapósele a aquella una leve exclamación de sorpresa, que el tío Frasquito pescó al vuelo; mas un azulado relámpago iluminó en aquel momento la escena; un inmenso diseño cromático, nacido en las alturas de la orquesta y resuelto en las profundidades de los bajos en un rumor apagado y fatídico, anunció la caída del rayo, y entre truenos y relámpagos y sublimes convulsiones de los instrumentos de cuerda, escapósele lo que Butrón añadía, pudiendo percibir tan sólo estas palabras dichas por el diplomático con grande insistencia: Mañana, a las cuatro, en casa... ¡Por Dios!, que no faltes, ni dejes de avisar a Jacobo...

Y lanzó al aire dos besos sonoros, en la punta de los dedos, añadiendo: Uno, para Rosa la del Molino, y otro, para la niña de Luzmela.... Fulguró el médico sobre Fernando una mirada iracunda, apagada sobre la radiante sonrisa que iluminó toda la figura donjuanesca y marcial del marino.... Y los dos, amistosamente, se dijeron adiós con la mano por última vez.

Entraba por la ventana un torrente de luz, y la estancia, casi obscura, se iluminó con melancólica claridad lunar. Los fuegos habían terminado. Centenares de cohetes de arranque, disparados a la vez, salían del atrio.

Hace cuarenta años, en las presas de Bombay, el flujo arrojó a la playa una medusa que pesaba dos toneladas, y que era tan fosforescente, que en un principio se la creyó un trozo de algún cometa. Se dice que su resplandor era tal que, aun después de muerta, iluminó durante muchas noches la playa hasta gran distancia. Si era tan gigantesca, sus tentáculos serían larguísimos.

Mas, repentinamente, se iluminó; sus ojos brillaron; todo su rostro, que era asaz insignificante, se transfiguró adquiriendo cierto encanto indefinible. Era que Pepe Castro se acercaba a saludarla. ¡Preciosa, preciosa! dijo el adonis en tono distraído, inclinándose con afectación. La niña se puso fuertemente colorada. ¿Quiere usted bailar el primer vals conmigo?

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando