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Actualizado: 7 de julio de 2025
¡Ah la hurí! temblando dice; y volviéndose á su gente ¡llevadla! añade vehemente con fiero acento brutal; y aquella voz pavorosa que á los árabes sorprende, su honrada cólera enciende y es del combate señal.
Tuvo el raro talento de sofocar su naciente ambición y confinarse en su pueblo, buscando en una vida obscura, pacífica, laboriosa y honrada la satisfacción de los más legítimos deseos del hombre. Ni él ni su intachable esposa se arrepintieron de esto en el transcurso de su larga vida.
Veamos, veamos, porque yo no sé cómo mi hermano Jerónimo, siendo quien era, pudo cargar con hijos de otro. Y volvió á la lectura. «No siendo hijo de nuestro hermano, no tengo que asegurarte que tampoco lo es de nuestra cuñada Genoveva, porque te consta que si como era virtuosa y honrada, hubiera sido hermosa, habría sido un prodigio.»
Nuestra heroína logró modificar también el desorden abominable con que solían terminar los banquetes, cuando se abusaba del onfacomeli y del buey vivo. El desenfreno era tal, que el pudor de donna Olimpia hubo de sublevarse, transmitiendo tan honrada sublevación a su esposo.
En aquella calle, en una casa chata y vieja, vivía la señora María Suárez, honrada esposa del escudero Melchor Argote, y honrada amiga del prendero Gabriel Cornejo. Cuando Montiño llegó, encontró á la señora María fregoteando, como la mujer más hacendosa del mundo, en la cocina. Buenos días, buenos días, señora dijo el cocinero ; ¿y cómo va por acá? ¡Ah! ¿sois vos, señor Francisco? dijo la vieja.
Un solo novio tuvo desde la edad en que apunta el querer hasta los días en que la presento; el cual, después de mucho rondar y suspiretear, mostrando por mil medios la rectitud de sus fines, fué admitido en la casa en los últimos tiempos de Doña Silvia, y siguió después, con asentimiento del papá, en la misma honrada y amorosa costumbre.
Donde más tiempo permaneció la honrada pareja fue en una capital del Norte, en la cual don José trabó amistad estrechísima con el jefe de una oficina de Hacienda, a quien con su bondad y mucha práctica oficinesca sacó de un grave apuro.
Este apacible diálogo encubría en Baltasar tempestuosos pensamientos; pero como no carecía de penetración y sabía que la muchacha era honrada, y orgullosa, y vivía de su trabajo, comprendió que no debía tratarla como a cualquier criatura abyecta, sino empezar mostrándole cierta deferencia y aun respeto, género de adulación a que es más sensible todavía la mujer del pueblo que la dama de alto copete, habituada ya a que todos le manifiesten cortesía y miramientos.
¡Oh!, no... exclamó Fortunata con toda su alma , es que si no fuera honrada esa mujer, a mí me parecería que no hay honradez en el mundo y que cada cual puede hacer lo que le da la gana... Paréceme que se rompe todo lo que la ata a una; no sé si me explico; y que ya lo mismo da blanco que negro.
Maripepa se había puesto colorada, porque en el fondo no le parecía mal para marido aquel joven derrengado. Bartolo dejaba escapar gruñidos de disgusto. Cuanto venía de la boca de Regalado le parecía execrable. El coro reía. No sé por qué se enoja la tía Jeroma repuso el mayordomo. ¿Tiene algo que decir de la novia? ¿No es limpia? ¿no es honrada? ¿no tiene manos de oro para el trabajo?
Palabra del Dia
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