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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Al fin se distinguió como un punto negro allá entre las olas: se acercó al costado del buque, trepó un hombre con boina prontamente a la obra muerta, y en seguida al puente, y dijo con acento vizcaíno: Buenas tardes, D. Isidoro y la compañía. Llegaron a la boca, que era estrechísima.
Con todo esto, las llenó y colmó de lo más necesario que le pareció; y al despedirse dijo don Quijote a don Lorenzo: -No sé si he dicho a vuesa merced otra vez, y si lo he dicho lo vuelvo a decir, que cuando vuesa merced quisiere ahorrar caminos y trabajos para llegar a la inacesible cumbre del templo de la Fama, no tiene que hacer otra cosa sino dejar a una parte la senda de la poesía, algo estrecha, y tomar la estrechísima de la andante caballería, bastante para hacerle emperador en daca las pajas.
A un lado hay una puertecita interior que comunica con la cocina, estrechísima y ahumada; en el fondo hay otra que conduce á la alcoba, y mas adentro se ve un dormitorio para los muchachos y alguna despensa ó cuarto particular.
Donde más tiempo permaneció la honrada pareja fue en una capital del Norte, en la cual don José trabó amistad estrechísima con el jefe de una oficina de Hacienda, a quien con su bondad y mucha práctica oficinesca sacó de un grave apuro.
Si, atendida la estrechísima esfera en que se mueve nuestra poesía dramática, fuera en alto grado meritorio infundirle nuevas ideas y proporcionarle nuevos materiales, ¿qué escena, como la española, podrá ofrecerle tan inagotable mina de invenciones y motivos dramáticos?
Atravesaron al paso, más sosegados que por la mañana, las calles de Azcoitia, y entraron de nuevo en la carretera, flanqueada siempre por el río, hundiéndose a poco en la cañada estrechísima y bravía que forman dos altas montañas, cubiertas de bosques sombríos que trepan cual escuadrones de árboles que quisieran escalarlas, para desgarrar en su cumbre el seno de las nubes, azuladas a veces, vaporosas como la flotante túnica de una poética maitagari; cenicientas otras, flotantes también, pero tétricas como el sudario que cubre las rígidas formas de un muerto.
Dicho esto, el Padre Ambrosio, tomando en la mano la lámpara que ardía sobre la mesa y sirviendo de guía, hizo entrar a Fray Miguel en la mezquina alcoba donde tenía su cama. Allí había en el ángulo formado por las paredes del fondo y lado derecho una estrechísima escalera de caracol, por donde ambos frailes subieron más de treinta escalones.
Por toda respuesta, la Pitusa mandó a Benina que la siguiera, y ambas, agachándose, se escurrieron por el agujero que hacía las veces de puerta entre los estantillos del mostrador. De la otra parte arrancaba una escalera estrechísima, por la cual subieron una tras otra. «Es una persona decente, como quien dice, personaje añadía Benina, segura ya de encontrar allí al infortunado caballero.
Pero su bondad era estrechísima: dividía en castas la pobreza; y a cambio del dinero exigía una supeditación absoluta a todo lo que él pensase y amase. Era capaz de aborrecer a su propia familia, de sitiarla por hambre, si creía con ello servir a su Dios; a aquel Dios a quien profesaba inmensa gratitud porque hacía prosperar los negocios de la casa y era el sostén del orden social.
Entre los que vinieron a ver el recién llegado fueron don Juan de Avendaño y su hijo don Tomás, con quien Carriazo, por ser ambos de una misma edad y vecinos, trabó y confirmó una amistad estrechísima.
Palabra del Dia
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