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Actualizado: 1 de junio de 2025


Aunque Rafaela lo repugnó, D. Joaquín no quiso ceder nunca: no la obedeció contra su costumbre, e hizo bordar en los tapices, reposteros y cortinas de su antecámara, y pintar en sus coches, el escudo de armas de los Figueredos, con las cinco hojas de higuera, en memoria de las cinco doncellas que Güesto Ansures había libertado, cuando las llevaban a la morería para pagar el feudo de ciento a que se obligó al rey Mauregato.

Los informes de Pepe procedían generalmente de las imprentas donde se tiraban extraordinarios y hojas volantes de periódicos, que mentían con frecuencia: las nuevas de Tirso tenían origen desconocido; pero, a veces, se anticipaban a las oficiales, eran más exactas o llegaban a confirmarse, acusando todo que el manantial en que las bebía era bueno; con lo cual Pepe fue convenciéndose de que su hermano frecuentaba gentes directamente interesadas en los acontecimientos, y corroborándose en la idea de que el viaje de Tirso fue el desempeño de una misión más o menos importante, pero indudable.

Las flores de este campo no crecen más de lo que alcanza el vellón de un carnero; es menester bajarse para verlas; pero su aroma es delicioso, y cuando se cogen para desenrollar sus hojas con los dedos y examinar su textura, sus corolas, sus estambres o sus colores, el corazón admira a la Providencia, que se ha tomado tanto cuidado para estas germinaciones del musgo como para los vegetales gigantescos de las selvas.

Servían de refugio al personal libre y guardaban las municiones á cubierto de una explosión. Un artillero les mostró dos bolsas unidas de tela blanca, bien repletas. Parecían un salchichón doble y eran la carga de uno de los grandes cañones. La bolsa quedó abierta, saliendo á la luz unos paquetes de hojas color de rosa.

«Para el constipado mal curado se debe tomar de la fruta de Bayasong ó Leimon y se asa entero en ascuas, y cocido se parte en estremo, y el jugo se unta en el pecho abrigándose después el cuerpo. «Para el que padece pasmo por el calor del Sol, se le debe aplicar la corteza del arbol Borobarira raspada, y cocida en el fuego envolviéndolo en hojas de plátano se pone en el vientre.

La piel de la frente era amarilla y arrugada como las hojas de un incunable; y mientras hablaba, esta piel se movía rápidamente y se replegaba sobre las cejas formando una serie de círculos concéntricos alrededor de los ojos, que remataban en semejanza con un lechuzo. Vestía de negro, y en la cabeza llevaba una gorrilla de terciopelo.

Veíase en un extremo, tras un gran biombo de nueve hojas de laca de Coromandel, descascarado por todas partes, una enorme mesa cargada de papeles y rodeada de artísticos armarios, todos al alcance de la mano, sancta sanctorum, donde sólo penetraban los iniciados en los asuntos y manejos del diplomático.

8 Y muchos tendían sus vestidos por el camino, y otros cortaban hojas de los árboles, y las tendían por el camino. 9 Y los que iban delante, y los que iban detrás, daban voces diciendo: ¡Hosanna! Bendito el que viene en el Nombre del Señor. 10 Bendito el Reino que viene en el Nombre del Señor de nuestro padre David: ¡Hosanna en las alturas!

Cuando están asadas se ponen en una olla y se les echa para cada par de perdices dos jícaras de aceite, dos de vinagre, un vaso de agua, seis dientes de ajo, seis granos de clavillo, diez de pimienta, tres hojas de laurel y la sal necesaria.

«Las hojas ó cogollos de Guayabas colorado también es medicinal para el que esté atacado de ayre, pues se mastica bien y después se traga, verá que después de momento eruptará aire. El cocimiento de las hojas de este arbol es útil para lavatorio á las heridas se evita de gangrena y se cura pronto.

Palabra del Dia

estaquis

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