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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Al fin, el tesón desmaya de su brava resistencia y las enemigas turbas guarecense en la floresta, de mortal pavor transidas, arrastradas y dispersas, como al rugir de los vientos las pálidas hojas muertas, cumpliéndose la de Hernando a Amábar brava promesa.

«¡Diablo de señor melifluo y almibarado! pensó don Marcelo . Hay que reconocer que es alguienHabían entrado en el puesto de mando, vasta pieza que recibía la luz por una ventana horizontal de cuatro metros de ancho con sólo una altura de palmo y medio. Parecía el espacio abierto entre dos hojas de persiana. Debajo de ella se extendía una mesa de pino cargada de papeles, con varios taburetes.

Se contenta con mascar hojas, pacer arándanos, saborear panales de miel: á veces se arriesga á bajar á la playa para ir á comer tranquilamente uvas y peras en la planta que las produce.

¿Qué fue de las hojas del tala frondoso, en cuyas ramas flexibles mi madre colgaba la cuna de sus hijos, aquel noque de cuero que la brisa mecía cariñosa? ¿Qué fue de los trinos del boyero y del contrapunto de las calandrias y de los zorzales? ¡Sólo quedan en mi memoria como un recuerdo!

Demos por ahora que lo sean: ¿por dónde se ha de probar que no hay otras muchas leyes universales en la naturaleza para producir sus obras, que ni pertenecen, ni se pueden reducir á estas? ¿cómo la gravedad y atraccion intervienen en la constante produccion de flores en la Primavera, y en el caer de las hojas en el Invierno?

Al ver burlado el misterio con que trataban ausencia mentirles, juzgan más próxima la vengadora refriega, y al viento dan los aceros, apoyanlos en las piedras, y de las lucientes hojas probando la resistencia, llegan a poner las puntas, de las guarniciones cerca; y al clavarlas en el suelo, sienten hervir en las venas de sus abuelos la sangre, que fué su mejor herencia, y acariciando la santa memoria de sus proezas, murmuran ¡desperta ferro! siguiendo la usanza vieja.

Pues ahí está el caso respondió el amable capitán de la guardia africana ; es un gorgojo el tal Ben-Farding, que no llega a tres palmos, y, salvo su cabeza, que es gorda como la Al-cuba de la mezquita, y sus pies, que son como dos luengas y anchas hojas de plátano, por lo demás se creería que su gravedad no llegase a veinte adarmes.

Todos ustedes saben, señores, lo que es una casa mortuoria cuando se vuelve así del cementerio... el olor a féretro, un olor a madera fresca, y las ramas de abeto... y las hojas caídas de las coronas... y las flores pisoteadas... Atroz, simplemente atroz.

Entonces, mi querida Gracia continuó su primo , me parece que ya es tiempo de que salgas de tu encierro. Tu ausencia es un eclipse de sol visible, que trae consternada a la ciudad. Tus tertulianos lanzan unánimes suspiros, que van a dejar sin hojas los árboles de las Delicias. El barón de Maude añade a su colección de preguntas, las que le arranca tu invisibilidad.

-Yo, a lo menos -replicó el canónigo-, he tenido cierta tentación de hacer un libro de caballerías, guardando en él todos los puntos que he significado; y si he de confesar la verdad, tengo escritas más de cien hojas.

Palabra del Dia

bagani

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