United States or Puerto Rico ? Vote for the TOP Country of the Week !


Según dichas impresiones, D. Acisclo estaba cada día más ancho y orgulloso de que su tertulia se hubiese hecho tan sabia y pareciese una Academia de ciencias; pero al mismo tiempo, andaba imaginativo y ensimismado, hablaba a solas, y se diría que en su mente se agitaba un enjambre de ideas, las cuales, como las abejas en la colmena, pugnaban por fabricar, en vez de panal melifluo, alguna resolución estupenda.

Si sois hombres, ese merci tan blando, tan ficcioso, tan almibarado y melífluo, os convierte en damas, y os hace feos, porque no hay una cosa más fea que un hombre amadamado, y sobre todo, amadamado á la francesa.

La niña sonrió y siguió mirando para los cartones que tenía delante. ¡Hola, hola! ¿Pero el señorito Octavio es novio de la niña de D. Marcelino? ¡Quién lo hubiera pensado hace pocas horas al verle tan rendido y melifluo al lado de la condesa de Trevia!

Doña Encarnación, que hasta entonces había reprimido la cólera, sufriendo el insulto hecho al enclenque de su marido, por temor de andar a la gresca con Juanita y aun de quedar vencida y aporreada, no pudo ya contenerse al ver y al oír a su marido tan melifluo y tan predispuesto a ser dadivoso, y le interrumpió exclamando: No te derritas, hombre; no te vuelvas una jalea, no me obligues a que sea yo quien te llame tío marrano.

Es una señorita, mi querido doctor, llena de atractivos, y usted me permitirá que le reitere mis más entusiastas felicitaciones y plácemes sinceros contestole el doctor de las Vueltas, empleando el tono más melifluo de su voz. Es una nereida, una verdadera hurí, tiene la hermosura de Dido y el paso de una diosa... exclamó el otro doctor entusiasmado.

Por lo demás, harto se reconoce que el señor López Roberts, venciendo su repugnancia y para demostrar que no es melifluo siempre y que sabe tocar todos los registros, ha compuesto al gusto del día la mencionada historia, donde son plebeyos y grotescos personajes los que calzan el coturno y los que producen la tragedia, no en parodia, como los sainetes de D. Ramón de la Cruz, sino efectiva y conmovedora.

El clérigo se puso unas enormes gafas de plata, y con voz gangosa y lastimera exclamó: «¡Oh corazón! La muchedumbre repitió con solemne rumor: ¡Oh corazooón! amantísimo amantísimooo santísimo santísimooo y melifluo y melifluooo de mi divino Jesús de mi divino Jesús. Corazón corazooón lleno de llamas lleno de llamas de purísimo amor de purísimo amooor

Poco hemos de poder mi marido y yo si no te hacemos obispo. Ya has visto este majadero de Facundo, tan obispo como San Agustín. Y al pobre Chapaprieta no le tenemos ya de obispo, porque a ése, tan engurruñado, soso y melifluo, nada se le puede hacer, como no sea madre abadesa. eres listo y nada gazmoño. Los hábitos no te sentarán como un miriñaque. Cuando sea menester, sabrás remangarlos.

Se debe esta conversión a cierto Padre jesuita, de nación española, que llegó a esta ciudad, procedente de Filipinas y se detuvo algún tiempo entre nosotros. Era varón tan ilustrado, tan piadoso y tan elocuente y melifluo, que logró convencerme. Dios le bendiga y se lo pague. Callo su nombre, porque de seguro no te importa y porque no quiero lastimar su extremada modestia.

Como estuviese leyendo con atención la cuarta plana de La Correspondencia, vino a distraer su atención la presencia de un joven que se acercó dándole las buenas noches con acento melifluo. ¡Hola, Godofredito! ¿es usted? ¿Cómo sigue usted, D.ª Rafaela?