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Actualizado: 21 de junio de 2025
Para eso tiene diez ó doce horas al dia. Esto se dice; pero no hallo en todo eso una razon que me convenza.
Habiendo finalmente ámbos sosegado un poco el alboroto de su pecho, dixo en breves palabras Zadig por qué acaso se encontraba en esta pradera. ¿Pero como os hallo, o reyna respetable y desdichada, en este desviado sitio, vestida de esclava, y acompañada de otras esclavas que buscan un basilisco, para hervirle, en virtud de una receta de médico, en agua de rosas?
Doña Luz halló este espantoso cuadro prudentemente cubierto por el otro, y así le conservó, trayéndole de la casa solariega a su habitación en casa de D. Acisclo.
Que como se descubrió Con aquélla nueva tierra, Y Nuevo-Mundo el viaje Que ya tantos ver desean, Por ser de provecho y honra, Regalo, gusto y riquezas, Así la farsa se halló Que no es de menos que aquesta.
¿Quién se arrojó a tus pies, que no sintiera la pasión sosegarse que le agita? ¿Quién no halló en ti la calma verdadera que anhela el pecho que de amor palpita? ¿Quién no querrá abrazarte, oh Cruz bendita? ¿Quién morirá, si en tu virtud espera, hacecillo de mirra regalado, que nos dejó en recuerdo nuestro amado?
A lo largo de la calleja del Tostado llegaba un grupo de gente. Instantes después, el mancebo se halló sorprendido por Beatriz y doña Alvarez. Una y otra venían en sillas de manos. El negro manto de la doncella estaba cubierto de arena blanquizca y su tez descolorida por el polvo; las pestañas, cenicientas; los cabellos resecos y como canosos.
Despues volverémos á la historia y á la piedra, alternando con cuadros de costumbres, de carácter, de raza, por decirlo así, hasta que logremos formar una idea provechosa de este fabuloso conjunto. Si no hallo el camino de agradar al lector, acháquelo á falta de talento y de habilidad, no á falta de intencion, de deseo y hasta de cariño. =Dia sétimo=. Vistas de Paris.
Se vio hermosa, gallarda, toda lozanía, juventud y elegancia, y halló natural, casi forzoso, que D. Jaime la amase. Después pensó de nuevo en el P. Enrique, pero de otra manera. El mismo amor de ella hacia D. Jaime aclararía lo que en su inclinación hacia el Padre podía haber de ocasionado a dudosas interpretaciones. Esto la impulsaba a creerse y a sentirse enamorada de D. Jaime.
Al cabo de poco tiempo borrose la silueta de la niña en el fondo obscuro de la caverna, y Ricardo se halló en verdaderas tinieblas.
Todo amor, aun el más tierno, aun el más santo, no es más que el instinto sexual disfrazado. Aquello de haber encontrado un ser tan noble, tan puro, tan exento de egoísmo como su esposa constituía para él una verdadera decepción. Pero ya que por este lado no podía refocilarse en sus ideas negras, desesperadas, halló manera adecuada de darles satisfacción pensando en el marquesito.
Palabra del Dia
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