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Actualizado: 21 de junio de 2025
Hasta que, al fin, salió Lucía, y no volvió más: Sol la halló luego, con los ojos secos y el talle desgarrado. Y aquello crecía. Hoy era una dureza para Sol. Otra mañana. A la tarde otra mayor. La niña, por Ana y por Juan, no las decía. Juan, apenas bajaba.
Con la claridad del día el Duque mandó que la fragata fuese la vuelta de la galera, é bien fuera de pensar que las demás estuviesen donde las halló, porque lo habían acordado, que como digo era salir de los Secos; y como el día fué claro, descubrimos el armada turquesca é volvimos al fuerte.
Todo lo que veo por aquí, me lo voy explicando á mi manera, y el hombre no adora lo que es capaz de explicar y de comprender. El hombre no adora sino misterios, y si misterios hallo por estas tierras, no son misterios muy adorables.
Tiene usted mucha razón, señora decía la señora de Aubry no hay sino una cosa en el mundo, y esa es ser rica; cuando yo lo era, despreciaba de todo corazón á los pobres, así hallo ahora muy natural que se me desprecie, y no me quejo de ello.
A Don Francisco de Rojas le silbaron la comedia de Cada cual lo que le toca, por haberse atrevido á poner en ella un caballero que, casándose, halló violada de otro amor á su esposa, y D. Pedro Calderón deseó mucho recoger la comedia de Un castigo en tres venganzas, que escribió siendo muy mozo, porque un galán daba una bofetada á su padre; y con ser caso verdadero en Aragón y averiguar
45 Felipe halló a Natanael, y le dice: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. 46 Y le dijo Natanael: ¿De Nazaret puede haber algo bueno? Le dice Felipe: Ven y ve. 48 Le dice Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.
Entro, y no la hallo; la busco por toda la casa, y no parece; llamo a la doncella, y tampoco está en casa; vuelvo a su gabinete, y veo la cama sin deshacer, su ropero en desorden y vacío el cofrecillo de sus alhajas. Pero ¿de quién me estás hablando? gritó el infeliz Peñascales, dominado de pronto por una horrible sospecha.
Dos meses antes, no hubiera podido estarse quieta media hora; los jardines la convidaban a correr. Ahora, por el contrario, la incitaban a dejarse estar así, inmóvil, y anonadada, como el güebro ante el sol. Una tarde, Pilar, al volver de su club, la halló como nunca pensativa. Tonta le dijo ¿en qué cavilas? Si vinieses al Casino, te divertirías mucho.
Llegaron, finalmente, á la playa donde solían desembarcar los Mamalucos, en donde halló el P. Superior cinco largas cadenas que habían enterrado allí aquellos crueles hombres.
El no admirar, por consiguiente, á los poetas de los Cancioneros, debe de consistir, y no hallo otra razón por más vueltas que le doy, en que distan mucho de ser admirables. En cambio, en la vida del más insignificante de ellos, en sus lances de amor y fortuna, hay más poesía, más chiste, más amenidad ó más sublimidad, que en todo el fárrago de sus canciones, glosas y villancicos.
Palabra del Dia
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