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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Las sesiones nocturnas en el fumadero, amoríos, golpes, el desafío de Río Janeiro, que por poco me cuesta un pie, millones en oro acuñado debajo de nuestras plantas, un cadáver de iluso echado al mar, quince noches pasadas junto a otro cadáver que también representa millones... ¡qué novela! ¡Y yo que he pasado en Madrid meses y meses de casa al café, del café a la redacción y de la redacción a otros sitios... sin que me ocurriese nada extraordinario!... El único remordimiento que siento después de tantos sucesos es el de mis insolencias involuntarias con la pobre doña Matutina y los sustos que he dado a su guardián. ¡Que ella me perdone! ¡Lástima no habernos conocido un poco antes, para que me hubiese dedicado un pequeño recuerdo en su testamento!...

Mejor era habernos ido á tomar «hacienda» en el Limay, para luego venderla en la Cordillera. Mejor también habernos llevado las vacas del viejo Rojas y convertirlas en plata, en vez de entretenernos como unos muchachos en robarle su vaquillona. Manos Duras contestó con un gesto de hombre superior que no considera necesario explicar la conveniencia de sus actos.

¿Y para cuándo replicó Neluco son los buenos amigos y los competentes consejeros? ¿En qué ocupación más agradable ni más honrosa podría usted emplearnos?... y perdone la inmodestia con que me sumo con ellos... Y ya que de esto se trata y estoy autorizado por usted para hablarle con franqueza, he de decirle que además de este estudio, del que no puede usted prescindir, hay otra ocupación más del momento todavía, en la que debió de habernos empleado días hace... y no nos ha empleado usted, con gran extrañeza nuestra; con lo cual ha perdido un excelente recurso para matar horas sobrantes... Pensaba yo que, aunque a usted le sobraba el dinero al venir a Tablanca, había de picarle un poco la curiosidad de conocer de vista las haciendas de aquí, heredadas de don Celso, y el organismo, vamos al decir, de los tratos y contratos con sus llevadores, y algo más, a este tenor, que no deja de ofrecer su lado patriarcal, y por ende, interesante y pintoresco para un hombre como usted.

Kant tan escrupuloso en el análisis de los elementos contenidos en nuestro espíritu, y tan desdeñoso para con todos los metafísicos que le han precedido, debiera habernos explicado la naturaleza de esta forma en la cual vemos la realidad, y que sin embargo no está contenida en la idea de realidad.

El secretario del banquero, que había llamado á Torrebianca por teléfono, hacía esfuerzos para ocultar su turbación, y acogió la presencia de éste con gestos pesimistas. Creo que vamos á salir mal de esta aventura. El patrón debía habernos prevenido...

Vámonos dijo Gabriel . Ese Mariano podía habernos avisado, para evitar la sorpresa. Y añadió, sonriendo irónicamente: Siempre lo mismo. Los parásitos son los que más brillan y más ruido meten. Lo que no pueden prestar en utilidad lo dan en estruendo. Llegó la festividad del Corpus sin que el menor incidente alterase la vida tranquila de la catedral.

Nueve meses hemos gastado en este viaje; hannos faltado dieciséis indios por la escasez de los víveres y por la disentería que á casi todos nos afligió, y á habernos tardado un poco más hubieran muerto otros Misioneros con grave perjuicio de tantas almas, á cuya conversión estaban destinadosHasta aquí la relación de este viaje.

Sin habernos encontrado todavía, somos antiguos amigos, capitán dijo la baronesa sentándose donde él le indicaba; mi marido me ha hablado con frecuencia de usted como de uno de sus mejores amigos, y miss Darling ha apoyado aún sus elogios. Naturalmente, no puedo hablar mal de mi salvador. ¿No le ha contado a usted el caso, tía Liette? No valía la pena.

No; aquí no dijo con un mohín de contrariedad . ¡Qué idea habernos citado en este sitio! Fueron á sentarse en las sillas de hierro, al amparo de un grupo de plantas, pero ella se levantó inmediatamente. Podían verla los que transitaban por el bulevar con sólo que volviesen los ojos hacia el jardín.

Ni ha sido éste sólo el daño que nos han causado estos crueles hombres; lo peor es el habernos hecho aborrecibles y abominables á todas las naciones, usando de las mismas trazas é industrias de que usan y se valen nuestros Misioneros para reducir los gentiles al conocimiento del verdadero Dios y á la observancia de su santa ley.

Palabra del Dia

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