Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de junio de 2025
En efecto, ¿ha gustado lo que él ha dicho ó escrito ó hecho? ¡qué felicidad! y es necesario que se advierta que fué sin preparacion, que todo se debió á la fecundidad de su vena, á una de sus felices ocurrencias. ¿No habeis notado cuántas bellezas, cuántos golpes afortunados?
Se le trataba como a un igual, se contaba con él en todas las francachelas; pero nadie preguntaba por su dinero. Mi general, le habrá a usted gustado ayer la Tosti, ¿eh? dijo Ramoncito Maldonado dirigiéndose a Patiño. En la romanza solamente, repuso el guerrero sensible después de dirigir con destreza una larga bocanada de humo a su boquilla que representaba un obús montado sobre su cureña.
Atribuía estas borrascas á tentativas violentas é infructuosas por hacer volver mi madre á la vida elegante y bulliciosa de que había gustado en otro tiempo, tanto como puede hacerlo una mujer buena; pero en la cual no seguía ya á mi padre sino con una repugnancia cada día más obstinada.
No tenemos derecho para salvar a esa pobre a costa de su libertad. Dices bien afirmó la vieja tras corta reflexión . A mí, esto de los monjíos nunca me ha gustado gran cosa. ¿Dónde mejor que al lado de la familia, para convertirse con el buen ejemplo? La traeremos a casa, si está arrepentida y desea tranquilidad. A la primera que en las Claverías hable algo de ella, le arranco el moño.
Su Alteza el duque de Estrelsau me ordenó presentar este frasco al Rey cuando hubiese gustado ya otros vinos menos añejos, y suplicarle que lo bebiera en prenda del cariño que le profesa su hermano. ¡Bravo, Miguel! exclamó el Rey. ¡Destápalo pronto, José! ¿Pues qué se ha creído mi caro hermano? ¿Que me iba a asustar una botella más? Destapado el frasco, José llenó el vaso del Rey.
Su hija era heredera de una respetable fortuna, y bien merecía que su esposo aportase, cuando menos, otro tanto á la asociación matrimonial. Además dijo la viuda , yo deseo un yerno que sea persona seria y trabaje con provecho. Nunca me han gustado los hombres que pasan el tiempo soñando despiertos, leyendo libros ó escribiendo cosas que nada producen.
Han visto ustedes el panteón, de severa arquitectura románica, sublime en su desnudez; han visto el claustro, ojival puro; han recorrido las galerías de la bóveda, de un gótico sobrio y nada amanerado; han visitado la cripta llamada Capilla Santa de reliquias, y han podido ver un trasunto de las primitivas iglesias cristianas; en el coro han saboreado primores del relieve, si no de un Berruguete, de un Palma Artela, desconocido, pero sublime artífice; en el retablo de la Capilla mayor han admirado y gustado con delicia los arranques geniales, sí, geniales puedo decir, del cincel de un Grijalte; y reasumiendo, en toda la Santa Basílica han podido corroborar la idea de que este templo es obra de arte severo, puro, sencillo, delicado... Empero aquí, señores, forzoso es confesarlo, el mal gusto desbordado, la hinchazón, la redundancia se han dado cita para labrar estas piedras en las que lo amanerado va de la mano con lo extravagante, lo recargado con lo deforme.
No hemos conquistado más que unas cuantas fórmulas. ¿Y de eso quién tiene la culpa sino los liberales, que nos hablan del orden y vuelta con el orden?... ¡Eso mismo decía yo! exclamó el Curro, probando de nuevo la botella, que sin duda le había gustado. Enseñar al pueblo á pedir justicia; y si no se la dan, á hacerse justicia por sí mismo es lo que conviene dijo el Doctrino.
Á Velázquez nunca le había gustado, mas aguijoneado ahora por el anhelo de la venganza, procuró doblegar á ella su gusto, consiguiéndolo á medias. Animado por el éxito, llegó á esperar que al cabo le hiciese olvidar su desdichado amor, cosa que deseaba con todas las veras de su alma. Pocas entrevistas fueron necesarias para que los dos se entendiesen.
El señor de Kerveloch la contempló como hombre que sabe apreciar la belleza y pocos días después solicitaba el honor de unirse a ella, como dicen mi tío y la etiqueta. Juno salió de su habitual indiferencia, y declaró con entusiasmo, que jamás le había gustado tanto un apuesto caballero y que se negaba redondamente a dar su mano al señor de Couprat. «Y ahí tenéis todo, mi querido cura.
Palabra del Dia
Otros Mirando