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Actualizado: 7 de julio de 2025
Villaespesa es de los poetas que han comido peor; como veis, esto es el colmo de la redundancia. Pero él ha probado bravamente que se pueden escribir versos admirables y soñar con princesas, alimentando la miseria corporal con queso manchego y chocolate con churros. Ha pasado por la vida misérrima sin enterarse, con los ojos vendados por un jirón azul de ideal.
Han visto ustedes el panteón, de severa arquitectura románica, sublime en su desnudez; han visto el claustro, ojival puro; han recorrido las galerías de la bóveda, de un gótico sobrio y nada amanerado; han visitado la cripta llamada Capilla Santa de reliquias, y han podido ver un trasunto de las primitivas iglesias cristianas; en el coro han saboreado primores del relieve, si no de un Berruguete, de un Palma Artela, desconocido, pero sublime artífice; en el retablo de la Capilla mayor han admirado y gustado con delicia los arranques geniales, sí, geniales puedo decir, del cincel de un Grijalte; y reasumiendo, en toda la Santa Basílica han podido corroborar la idea de que este templo es obra de arte severo, puro, sencillo, delicado... Empero aquí, señores, forzoso es confesarlo, el mal gusto desbordado, la hinchazón, la redundancia se han dado cita para labrar estas piedras en las que lo amanerado va de la mano con lo extravagante, lo recargado con lo deforme.
El que ha tenido más éxito de sus libros, y, según dicen, ha contribuido más a extender y cimentar su reputación, es su novela de * que nadie ha leído todavía. Sería inútil redundancia alegar que, dados sus principios, su devoción y su ilustre apellido, la señora Vizcondesa firma sus obras con un seudónimo: es un buen recurso para asegurar aplausos.
La sencillez y naturalidad del lenguaje y la precisión y concisión del estilo de Goethe, donde nada huelga, donde no hay redundancia, ni vana pompa, ni falso y sobrecargado lirismo, dan a cuanto dice Margarita seductor encanto.
Calderón, al contrario, lleva á su apogeo á este estilo absurdo; junta las sutilezas metafísicas y los alambicamientos más afectados, que, en las poesías de los antiguos cancioneros, apenas dejan lugar á la expresión de los sentimientos naturales, con los pensamientos rebuscados, la redundancia de imágenes y el afán de las antítesis de los marinistas, añadiendo, además, á esto la hinchazón altisonante y el amaneramiento del estilo culto.
Por el contrario, yo creo que debe y puede sostenerse que la pompa oriental, las galas y primores, á veces excesivos, y cierta redundancia que en nuestra poesía y en nuestra elocuencia se notan frecuentemente, y aun se censuran, son ya sobras ó defectos que de muy antiguo tuvieron los españoles, y por los cuales fueron motejados en Roma Lucano, Séneca y otros prosistas, oradores y poetas de nuestra patria.
Palabra del Dia
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