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Esta expedicion, que llevaba abundantes fusiles y municiones, cerca de la isla de Santa Cruz apresó un buque mercante español, y el bergantin y la goleta de guerra Intrépido y Rita, vispera de surgir felizmente en el puerto de Juan Griego, esto es, el dia 5 de Mayo. Los dos últimas presos bloqueaban la Margarita por el rumbo de Occidente.

No se alarme usted, no corre usted ningun riesgo: esos fusiles se han de esconder poco á poco en ciertas casas, y luego se opera una requisa y se envían á muchos á la carcel... usted y yo podremos ganar bastante procurando á los detenidos la libertad. ¿Me entiende usted? Quiroga vacilaba; él tenía miedo á las armas.

¡Fusiles! rugían mirándose unos a otros, como si pudieran proporcionárselos . ¡Ay, si tuviéramos fusiles!... Y había en su gesto una expresión heroica, la resolución de morir matando, de perseguir a los enemigos hasta el centro de Madrid. A falta de armas, recogían del suelo las piedras, los cascotes, los pedazos de lata, los zapatos viejos, arrojando una lluvia de proyectiles sobre la policía.

Y la tartana siguió adelante, hasta que de repente saltaron al camino quince o veinte guardias, una nube de tricornios con un viejo oficial al frente. Por las ventanillas entraron las bocas de los fusiles apuntando al roder, que permaneció inmóvil y sereno, mientras que mujeres y chiquillos se arrojaban chillando al fondo del carruaje. Bolsón, baja o te matamos dijo el teniente.

Para no ser sorprendidos de los infieles del rio, que son los Payaguás, y otra nacion que solamente se deja ver en el rio de los Porrudos, dejan siempre un soldado de centinela defendido de alguna estacada ó maleza, el cual tiene á mano muchos fusiles cargados, para poder hacer fuego si se ofreciere, mientras acuden los otros soldados.

De paso veremos, en el pabellón de la República del África del Sur, el diamante imperial, que sacaron allá de la tierra, y es el más grande del mundo. Aquí están las tiendas de los soldados, con los fusiles a la puerta. Allí están, graciosas, las casas que los hombres buenos quieren hacer a los trabajadores, para que vean luz los domingos, y descansen en su casita limpia, cuando vienen cansados.

¡El demonio de la vieja!... ¡Pues no faltaba más!... ¡En eso estaba yo pensando! ¡En que con los fondos de mi asociación comprasen fusiles los carlistas!... ¡Y la estúpida Veva se calla!... Contesta, Geno, demonio: contesta que no, que se vaya si quiere, que no saca de aquí un ochavo... ¡La denuncio primero!

De trecho en trecho, una docena de soldados de infantería vestidos de verde marcaban el paso en una pradera, con la cabeza erguida y una pierna al aire, llevando sus fusiles a modo de ballestas: era el ejército de cualquier principillo de Nassau.

Las dos mujeres y el extranjero comenzaron a marchar por la carretera. Atención, Bautista dijo Martín en francés , al uno, yo al otro. Cuando no nos vean. El extranjero, extrañado, en el mismo idioma preguntó: ¿Qué van ustedes a hacer? Escaparnos. Vamos a quitar los fusiles a estos hombres. Ayúdenos usted.

Las recortaduras, varias hasta lo infinito, de las nubes hacían visajes de distintas formas: vi colosales sombreros o morriones con plumas, penachos, bandas, picos, testuces, colas, crines, garzotas; aquí y allí se alzaban manos con sables y fusiles, banderas con águilas, picas, lanzas, que corrían sin cesar; y al fin, en medio de toda esa baraúnda, se me figuró que aquellas mil formas se deshacían, y que las nubes se conglomeraban para formar un inmenso sombrero apuntado de dos candiles, bajo el cual los difuminados resplandores de la luna como que bosquejaban una cara redonda y hundida entre altas solapas, desde las cuales se extendía un largo brazo negro, señalando con insistente fijeza el horizonte.