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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Leí en el rostro de Marta el deseo de no lastimar mi susceptibilidad. Entonces hasta mañana dijo en voz baja apretándome los dedos, y mañana verás la falta que nos haces, comprenderás que sería necesario que fuéramos locos, para dejarte partir nuevamente. ¿No es verdad, Roberto? ¡Seguro, con toda seguridad! dijo él soltando una carcajada que me pareció singularmente forzada.
Habíamos sido convocados de antemano a fin, de que notificadas las sentencias, asistiéramos a los Reos, y los fuéramos disponiendo, esforzando y confirmando a morir en la Fé verdadera con piadoso y cristiano valor.
Hay que perdonarla replicó Maxi con humorismo , porque no sabe lo que se hace... Y si la fuéramos a condenar, ¿quién le tiraría la primera piedra? Vamos ahora a los pericos, que ya están alborotados. «La lógica exige su muerte pensaba Rubín colgando cuidadosamente una jaula en que había muchos nidos . Si siguiera viviendo, no se cumpliría la ley de la razón».
Leto, sonriendo de cierta manera habitual en él, contestó a su padre: ¡Si supiera usted la procesión que me anda por dentro!... ¡Ay, Leto del alma! replicó don Adrián parándose en firme . Pues si a procesiones fuéramos... ¡quién, en casos tales, no las llevará consigo, en más o en menos, caray, hasta hacerle temblar las choquezuelas?
CIPIÓN. Así es la verdad, Berganza, y viene a ser mayor este milagro en que no solamente hablamos, sino en que hablamos con discurso, como si fuéramos capaces de razón, estando tan sin ella, que la diferencia que hay del animal bruto al hombre, es ser el hombre animal racional, y el bruto, irracional.
De estos raros ejemplos de honradez y probidad debemos conservar eterno recuerdo. ¡Si todos imitáramos al arrendatario de mi hermana, cuán felices fuéramos en el mundo! 31 de julio. El día de hoy ha sido funesto para nosotros; una tempestad de granizo ha destruido nuestros viñedos.
Paola Leroni repetía siempre estas palabras: ¡Hija mía, qué fastidio tan grande! A todas nos llamaba hijas, aunque fuéramos mayores que ella, y se aburría siempre de todo. Sus parientes tardaban en sacarla del colegio, pero ella no se quejaba: ¡Hija mía, qué fastidio tan grande!
La pobre sobrina de doña Pepa tendrá un buen susto... ¡Mira que venir de tan lejos, de sitios tan hermosos, para ver estas cosas!... Rafael pareció reflexionar un rato, como si acabara de ocurrírsele la proposición que danzaba en su cabeza desde mucho antes. Si fuéramos allá... ¿Qué te parece Cupido? ¡Ir allá!... ¿Y cómo?
El atalayero nos gritó que no fuéramos directamente hacia donde había zozobrado la lancha, sino dando la vuelta. Así lo hicimos. Realmente la tormenta era ruda; pero manejable; el viento soplaba siempre del mismo lado, sin cambiar apenas. El bote saltaba como un delfín sobre las olas.
Mi mujer me oprimia del brazo, como si quisiera decirme que nos fuéramos, y viendo que yo me resistia, me dice en voz muy baja: Esto va á ser la segunda parte de Champeaux, más lastimosa y trágica todavía. Yo la apreté su brazo con el mio, queriéndola significar que ya sabia que me hallaba en una maroma, y que procuraria equilibrarme para no caerme.
Palabra del Dia
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