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Actualizado: 23 de junio de 2025
Por los claustros vagan sombras pensativas de doctores que escribieron en las celdas o incensaron el altar; y del Sol a los postreros moribundos resplandores a un alféizar asomado se ve a un fraile meditar.
Allí donde arribaba, Lope se dedicaba al pillaje, saqueando los puertos, quemando todo cuanto se le ponía por delante, llevado de su loca furia. El fraile de la flotilla se permitió aconsejar, suplicar a su capitán que no fuera tan cruel. Aguirre le escuchó atentamente, y atentamente lo mandó ahorcar.
Está usted condenada sin remisión. Al Padre Alesón, para ser todo lo imponente que él pretendía, le faltaba la voz tonante. Pero como la Xuantipa tenía tanto miedo al infierno, oía la voz de flautín del fraile como si fuese una trompeta del juicio final. Señor, perdón... balbucía, temblorosa. Cállese usted, boca sulfúrea.
La puerta se abrió, y entraron el Comendador y el fraile, sin que los viese nadie, ni la misma criada que les había abierto, pues entre el patio, á donde daba el balcón en que se hallaba la criada, y la puerta de la calle, había otro zaguán, del cual arrancaba la escalera principal ó de los señores.
En aquel momento por las vueltas y revueltas del río, hablábase de su rectificacion y naturalmente de los trabajos de las Obras del Puerto. Ben Zayb, el escritor que tenía cara de fraile, disputaba con un joven religioso que á su vez tenía cara de artillero.
Oye, roto; vas á ir á todo galope á la estación. El tren para Buenos Aires pasará antes de dos horas, y es preciso que no lo pierdas. El Fraile, siempre impasible y sonriente, no pudo reprimir un gesto de asombro al enterarse de que lo enviaban á Buenos Aires. Cuando llegues allá continuó Pirovani , entregarás esta lista á don Fernando, mi representante. Tú lo conoces.
En esta partición reservó D. Acisclo para doña Luz los pocos libros que el fraile poseía. No ignoraba D. Acisclo que el padre estaba escribiendo una obra y hasta pensó en que podría él darla a la estampa, aunque hubiese quedado incompleta.
Al bosque yendo un dia desganado, Muy falto de consuelo y de alegria, Encontré con un fraile muy honrado, Fray Alonso La-Torre se decia. De letras y virtud era dotado, A su Padre Seráfico servia: Preguntándole yo ¿Qué estais haciendo? Al punto este me dice respondiendo.
Señora... nada más natural repuso jovialmente el fraile, que era joven por más señas . Una bomba... ¡Pobre D. Paco!, no se ha sabido más de él... ¡Iban por la muralla!... Las dos niñas corrieron, corrieron... pobrecitas... Las recogimos en casa... se les dio agua y vino... ¡qué susto!, pobrecillas... a la señora doña Presentacioncita no se la pudo encontrar...
Claro está; pero no es eso Lo que nos tiene confusos, Sino ignorar en qué reino Ó en qué provincia este santo Tomó el hábito; porque esto Ni él ha querido decirlo, Ni hemos podido saberlo; Con que juzgo que no es fraile. Ni aun quisiera parecerlo. Yo he pensado que es Elías, Porque manda con imperio Notable y con aspereza. No asistía en tan ameno País. Yo creo que es ángel.
Palabra del Dia
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