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Actualizado: 23 de junio de 2025
Todo esto había sido adquirido por Joaquín, que se reía mucho contemplando al fraile embobado junto a la muchacha, o al capuchino beodo. Pero a Isidora no le hacían maldita gracia los cromos frailescos.
El fraile quiso huir de la isla de perdición, y el rey se lo impidió poniendo embargo a todas las barcas y navíos. Entonces el santo bajó al solitario puerto de Sóller, tendió su manto sobre las olas, montó en él y emprendió el rumbo hacia las costas de Cataluña.
Ella temía la desvergüenza del fraile, y el fraile el genio violentísimo de ella. De este miedo mutuo nacía el que se tratasen por lo común con extremada finura y con el comedimiento más exquisito y circunspecto, á fin de no terminar cualquier coloquio en pelea ó disputa.
Y últimamente dijo: "Hombre soy yo que he estado en una posada con Liñán, y he comido más de dos veces con Espinel", y que había estado en Madrid tan cerca de Lope de Vega como lo estaba de mí, y que había visto a don Alonso de Ercilla mil veces, y que tenía en su casa un retrato del divino Figueroa, y que había comprado los gregüescos que dejó Padilla cuando se metió fraile, y que hoy día los traía y malos.
Y la buena mujer introdujo al cocinero mayor en una sala baja, y de ella en una alcoba, donde, asistido por un fraile francisco, había un anciano expirante. ¡Señor arcipreste!¡señor arcipreste! dijo la anciana ; he aquí vuestro hermano que ha llegado. Abrió penosamente los ojos el moribundo. No veo dijo con voz apenas perceptible.
También capote y calzones Y un bonete colorado, Capote y calza á montones... Los trompeteros, porque á veces servían de heraldos, se vestían con más delicadeza; calzas rojas, justillo con mangas perdidas y el escudo de armas reales bordado sobre el pecho, gorra de paño. Oviedo refirió, que sentido el Almirante de las pesquisas de Aguado, vistióse de pardo como fraile e dejóse crescer la barba.
El colono que experimenta una desgracia en el hogar, percibe cuantos auxilios le son necesarios; si la desgracia proviene del campo, si una avenida asola sus cosechas, si el tallo de la caña se agosta ante el destructor hálito de un tifón, el fraile remedia el mal sin que el colono vea amenazado su porvenir ante los sombríos colores de la usura.
Cuando, terminado todo, salió el P. Jacinto de casa de Doña Blanca, se apresuró á ir á ver al Comendador, quien le aguardaba impaciente, no habiéndole visto al llegar de Villabermeja, porque el fraile había adelantado más de una hora su venida á la ciudad. Excusándose de esto y de su precipitación en dar pasos sin consultar al Comendador, el P. Jacinto le relató cuanto había pasado.
Ahora mismo me apercibía yo a describir la Rúa Ruera, de la muy ilustre y veterana ciudad de Pilares, en donde vivía Belarmino Pinto, llamado también monxú Codorniú, zapatero y filósofo bilateral, cuando, al pronto, en el umbral u orilla de mi conciencia, se yergue el espectro de don Amaranto de Fraile, enarbolando un tenedor de peltre, que a mí se me ha figurado tridente de Caronte, ese Neptuno del mar de la eternidad.
Esta, antes de leer, conoció la letra y vio la firma que decía: «Enrique». Era de un sobrino, hijo de una hermana que D. Acisclo había tenido, el cual sobrino era fraile dominico, residente en Filipinas.
Palabra del Dia
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