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Actualizado: 19 de junio de 2025


El seráfico don José, que fué también de los del pacto de los piratas, se nos murió del vómito. Verdaderamente, aquel hombre era un santo. Murió reconociendo que era un gran pecador y lamentando no tener un cura católico a su lado. Los vascos nos libramos del vómito negro y del escorbuto, que comenzó también a presentarse en el barco.

A poco, al lado del S, salió una indiada de nacion Atalulá, de unos 60 de toda chusma, de la reduccion de Macapilo, y su ladino se llamaba Pascual. Enterado de sus apostasias, exhortéles con amor fuesen á su reduccion: y me respondieron, que al regreso de su cura, el P. Fray Antonio Lapa, del órden seráfico, tenian tratado su vuelta.

Si como creen los físicos, y yo con ellos, su Divina Majestad es servida llamarme a su presencia, lego a vuesamerced mi dinero para que lo goce, pidiéndole únicamente que vista mi cadáver con una buena mortaja del seráfico padre San Francisco, y pague algunas misas en sufragio de mi alma pecadora.

Cuál, sin pestañear, mirando con su mano puesta en la espada y la otra con el rosario, estaba como figura de piedra sobre sepulcro; otro, alzadas las manos y extendidos los brazos a lo seráfico recibiendo las llagas; cuál, con la boca más abierta que la de mujer pedigüeña, sin hablar palabra, la enseñaba a su querida las entrañas por el gaznate; otro, pegado a la pared, dando pesadumbre a los ladrillos, parecía medirse con la esquina; cuál se paseaba como si le hubieran de querer por el portante, como a macho; otro, con una cartica en la mano, a uso de cazador con carne, parecía que llamaba halcón.

Gener, sin embargo, por lo que ya se prevé que va a ser su Evangelio de la vida, nos anuncia el imperio del amor en el mundo, siguiendo y adoptando las ideas de algunos extraviados discípulos del entusiasta y seráfico Padre San Francisco de Asís.

Al bosque yendo un dia desganado, Muy falto de consuelo y de alegria, Encontré con un fraile muy honrado, Fray Alonso La-Torre se decia. De letras y virtud era dotado, A su Padre Seráfico servia: Preguntándole yo ¿Qué estais haciendo? Al punto este me dice respondiendo.

¡Cómo sentirá esta invasión de la muchedumbre el viejo erudito de todas las tardes! Llegaba con su raro volumen, tal vez un incunable, aseguraba sus anteojos, preparaba su cuaderno para apuntar las citas y las curiosidades y luego se mecía en un sueño seráfico hasta que encendían las luces. ¡Pobre erudito, ahora tendrás que irte a otro viejo café a dar cabezadas sobre tu incunable!

La superabundancia de satisfacción casi les hace juiciosos, y están como perplejos, en seráfico arrobamiento, con todo el alma en los ojos, saboreando de antemano lo que han de comer, y nadando, como los ángeles bienaventurados, en éter puro de cosas dulces y deliciosas, en olor de flores y de canela, en la esencia increada del juego y de la golosina.

Acentuándose sus místicos sentimientos, imprimió el mismo año, en Valladolid, los Cuatro solilóquios... llanto y lágrimas que hizo arrodillado delante de un Crucifijo, pidiendo a Dios perdón de sus pecados, después de haber recibido el hábito de la Tercera Orden de Penitencia del seráfico Francisco; es un patético librillo de arrepentimiento que debe ser anotado como precedente de la inesperada transformación que veremos operarse en la vida de Lope antes de mucho tiempo.

Ana, inmóvil, había visto salir al Magistral sin valor para detenerle, sin fuerzas para llamarle. Una idea con todas sus palabras había sonado dentro de ella, cerca de los oídos. «¡Aquel señor canónigo estaba enamorado de ella!». «, enamorado como un hombre, no con el amor místico, ideal, seráfico que ella se había figurado.

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