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Actualizado: 5 de junio de 2025
Pero sus ojos fríos eran incapaces de transparentar ninguna impresión. Avanzó Jaime ante la fragua con la mirada fija en el herrero, una mirada de reto que el otro pareció no comprender. Ni una palabra, ni un saludo.
Muy mijor será dexalla, Que no quiero con quitalla Pasar de un estremo á estremo. A qué estremo pasarás? Quitando al cuerpo este hierro, Cairé en otro mayor yerro, Que al alma lastime mas. Almas teneis los cristianos? Sí, y tan ricas y estremadas, Quanto por Dios rescatadas. Qué! son pensamientos vanos. Pero si almas teneis, De diamante es su labor, Pues en la fragua de amor Muy mas os endureceis.
Las almas, según dichos místicos, cuando ardían en el fuego del amor divino y derretidas por la fuerza de este fuego se diría que se identificaban con Dios, eran como la espada que parece fuego en la fragua, de donde sale después con más fino temple y con superior aptitud para ejercer sus funciones.
El cronista ignora la historia íntima de la insigne actriz italiana, pero no duda de su intensidad. Pasiones de fragua y fieros dolores deben de haber asolado á esa pobre alma, á la vez dulce y sombría.
Y en la calle, empedrada de punzantes guijarros, entre el ángulo de la pared y el piso, al pie de los zócalos rosas o azules, corre una cinta de espesa y alegre hierba verde. El cielo está radiante, limpio, de un azul pálido. Llegan lejanos sonoros repiqueteos de fragua. El sol refulge en las fachadas. Cantan los gallos.
porque supo de triunfos y derrotas, porque tuvo su cruz y su calvario; la sangre le ofrecieron los patriotas y tú el cerebro, ¡oh gran Apolinario! Era de hierro y de cristal tu mente; grandes ideas modeló su fragua; tuvo el vuelo del águila potente y la profunda claridad del agua. La vida concentró sus energías en tu cerebro luminoso y triste.
La noche se llenaba toda con él. ¡Oh, Inés de mi corazón! ¡Cuán desgraciada soy! ¡Tener esta enfermedad en el espíritu y no poderla desechar, tener esta fragua de pensamientos en el cerebro y no poder echarle agua para que se apague...!
A partir de entonces, Cristeta recobró aparentemente la tranquilidad de espíritu, sobre todo en el teatro y en presencia de gentes extrañas; hasta se dejó cortejar; pero con frecuencia se quedaba ensimismada, sujeta al imperio de una idea, como persona que medita y fragua un plan calculando todos los casos, incidentes y peripecias que en su desarrollo pueden sobrevenir.
En un negro rincón duerme el mazo que otros días batiera el metal... ¡Cómo duele esta paz de la fragua! ¡Cómo duele esta paz! "¡Hola, herrero! ¿qué tienes? ¿qué inercias han ganado tus músculos hoy? Tus brazos semejan dos ramas tronchadas, dos angustias largas de una abdicación. ¡Levántate, herrero! Haz que de la fragua resucite un sol.
Al fin se echó la escopeta al hombro, y con la vista en alto, como si persiguiese a un pájaro que saltaba de rama en rama, emprendió la marcha por entre los árboles y la maleza, evitando pasar otra vez ante la fragua. Anduvo ahora cuesta abajo, hacia el valle, huyendo de aquella montaña a la que le había arrastrado un impulso homicida, avergonzado de sus anteriores deseos.
Palabra del Dia
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