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Actualizado: 28 de junio de 2025


Tenía vocación por los negocios, se complacía en consagrarse por completo a la administración de las dos enormes fortunas que tenía entre manos, en acrecentarlas sin cesar, y decir todos los años a su mujer y a su cuñada: Sois más ricas que el año pasado...

Por la tarde, en la Bolsa circuló una noticia que hizo palidecer a todos los protegidos de don Ramón Morte. En vez de cumplirse los vaticinios de éste, el alza continuaba su carrera triunfal, ganando nuevos escalones y arrollando las mermadas fortunas de los que osaban ponerse enfrente de ella.

Cuando el pueblo está en el mayor fervor de sus bailes y grescas, sale de la audiencia el Mapono y declara las respuestas, que las más de las veces son de buenas fortunas, de lluvias, de buenas cosechas, de caza, de pesca y de todo lo que á ellos más les agrada, aunque las más de estas fortunas y dichas les salen vanas y mentirosas, de suerte, que algunos más arrestados, al oir tales promesas, responden con risas: los dioses han bebido bien; mas si estas palabras llegan á oídos del Mapono, sale con furia diabólica del tabernáculo, amenazándoles muertes, tempestades y rayos, con que les hace callar.

Todo va bien, admirablemente bien. La guerra civil avanza. Sobre las ruinas de las fortunas que desaparecen, elévanse las colosales riquezas de los contratistas. El Tesoro público hace milagros. La provincia que gobernaba Melchor se ve libre de este azote. Melchor, reducido otra vez a la nada, da vueltas en su cerebro a un nuevo proyecto. Ahora que son habas contadas.

Don Eugenio sólo se consolaba yendo en busca del tío de Juanito, ante el cual mostraba su indignación por los negocios de Cuadros. ¡Cómo se reía don Juan de las fortunas de los bolsistas! Buen provecho. Muchos le habían propuesto aquel negocio; pero él era gato viejo y gustaba de guardar seguro su dinero. Eso de arrojar la fortuna al viento, con la esperanza de una ganancia loca, quedaba para los tontos que se creen poseedores de infalibles secretos.

Ustedes me conocen y saben que nada me asusta. Reconozco que en el principio de las casas nobles, como en el de las grandes fortunas, hay siempre uno o varios ladrones.

Rosas, que tanto lo calumnia, se ahogaría en el lago que podría formar toda la sangre que ha derramado; y los 40 millones de pesos fuertes del Tesoro nacional y los 50 de fortunas particulares que ha consumido en diez años, para sostener la guerra formidable que sus brutalidades han encendido, en manos del fatuo, del iluso Rivadavia, se habrían convertido en canales de navegación, ciudades edificadas y grandes y multiplicados establecimientos de utilidad pública.

Y todos estos progresos, esta rápida ascensión de la familia, ¡en solo un año!... Tenían que luchar con otras familias ultramarinas que habían amasado fortunas enormes en los Estados Unidos, el Brasil ó las costas del Pacífico. Pero eran alemanes «sin nacimiento», groseros plebeyos que en vano pugnaban por introducirse en el gran mundo haciendo donativos á las obras imperiales.

El bolchevismo vendría a ser algo así como un enorme trastorno gástrico, mientras la mayoría de las sectas políticas representarían deficiencias mentales imposibles de combatir. Cuando el bolchevismo comienza a asomar en un país, parece que los ricos se apresuran a realizar sus fortunas para dilapidarlas alegremente antes de que se las lleve la trampa.

Ya sabes que esa señora derrochó dos fortunas en comistrajos... Di una cosa: ayer pusiste para almorzar merluza frita. Es que creí que el médico te mandaría tomarla. Por eso se trajo. Después resultó que no. Oye una cosa... ¿Dónde está ahora Cándida? Está en la Furriela. No temas que te oiga. ¿Por qué no haces, con buen modo, que se vaya a comer a su casa? No me gustan convidados perpetuos.

Palabra del Dia

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