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Actualizado: 28 de junio de 2025
Dos fortunas, señor, y sólo por necesidad me veo obligado a defenderme. Y cuando don Eleazar llegaba al fin de su discurso, abría su caja de rapé, invitaba a su interlocutor, y en seguida sacaba de sus profundas faltriqueras un largo pañuelo de la India con el cual se sonaba las narices y se cubría el rostro, para hacer más expresivas sus lamentaciones.
Y yo pensé que, para decirme lo que me había dicho, mi amigo hubiera podido arreglarse perfectamente con una fruta del país, como, por ejemplo, la naranja, que es bastante jugosa y que se encuentra al alcance de las fortunas más modestas. Estamos ante problemas demasiado graves, y yo temo que nuestros cerebros, ociosos durante muchísimos años, no puedan ahora funcionar con la exactitud necesaria.
Este detentador de fortunas ajenas, llegado a una insolente altura por sendas extraviadas y procedimientos vergonzosos, gozaba de un favor y de una influencia más insolentes todavía.
Tal vez no fuese cierto todo. En las ruinas como en las fortunas improvisadas se exagera siempre mucho. Además, si algún compromiso había sagrado para Osorio, debía ser el de ella, una dama que le confía su dinero por pura amistad.
En aquel modesto despacho mantuvo por muchos años el fuego sagrado de la independencia cubana, sin que por un momento les hicieran desfallecer ni las disidencias entre sus propios amigos, muchos de los cuales creían utópica la revolución, ni el espectáculo de las fortunas que se acumulaban a su alrededor por todos los que consagraban su inteligencia y su autoridad a los negocios comerciales.
Aquí tenemos lo de Quilito observó misia Casilda, esas fortunas improvisadas me hacen a mí el efecto de casa sin cimientos; deja que sople el aire y verás dónde van a parar. ¡Y lo que vendrá! dijo Agapo en tono profético, acariciando sus barbazas. Tengo un dolor de cabeza... volvió a decir misia Casilda. Algún disgusto, ¿no es verdad? Sí, ese atolondrado de Quilito tiene la culpa.
Tratábale su tío afablemente; por respeto o adulación al Prelado, hacían lo mismo cuantos le rodeaban, y merced a su protección entraba Lázaro en la carrera a que le habían destinado, escudado contra las privaciones, con el porvenir preñado de fortunas, y el alma llena de presentimientos.
Todos encuentran seres simpáticos, son las buenas fortunas de la vida mundana; en la movilidad y extensión de las relaciones parisienses, no duran con frecuencia más que el espacio de una comida, u otra reunión. Gustan uno de otro, llegan a exaltarse, confíanse sus secretos, llegan casi hasta a amarse, y no vuelven a verse hasta el año siguiente. Hay que empezar de nuevo.
Estaba suscripto a tres o cuatro periódicos conocidos por sus opiniones anti-clericales, y se decía que desde hacía algunos años venía ocupándose en acumular datos para un libro que pensaba publicar con el título de La religión al alcance de todas las fortunas, del cual varios vecinos conocían ya algunos fragmentos.
La joven estaba sencillamente influida por el genio aventurero de su raza, por el desconocimiento de los obstáculos que caracteriza á las grandes fortunas y por la inconsciencia de las leyes que es propia de la mujer. ¿Ir á Numea? preguntó Sorege con su voz falsa. ¡Triste expedición!
Palabra del Dia
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